El tema es reiterativo, pero imprescindible. No pocos partidos y hasta títulos de campeonatos se pierden por una pifia temprana o en la hora cero. Los índices empeoran por temporada –andamos en un pobre 973 de average defensivo- y la segunda fase de la Serie Nacional marca ahora mismo una luz roja.
Un análisis rápido muestra que en los 786 partidos de la primera fase, los 16 conjuntos cometieron 360 errores, para 2.18 por juego; en tanto desde que viramos de la Serie del Caribe, en los últimos 16 desafíos (sin contar los resultados del domingo), van 34 las marfiladas de los ocho equipos, para 2.12 por encuentro.
Solo Holguín luce de maravillas con un error en cuatro salidas, el resto es de tres hacia delante, con Industriales como la oveja negra con 7. ¿Es directamente proporcional una exquisita defensa con las victorias? ¿Será todo culpa de los terrenos? ¿Cuánto de concentración o mala ubicación de un jugador hay en estas jugadas? ¿Se trabaja con el mismo énfasis este aspecto que el bateo y el pitcheo?
Es visible que una buena defensa sí decide. Los ocho estadios en que se juega hoy son los mejores del país y puede haber su dureza y hasta sus irregularidades en el césped, pero más del 60 por ciento de los errores han sido registrados en tiros. Eso sin contar que los pass ball aumentan entre los receptores, los jardineros muchas veces arriesgan poco para no ser sancionados y los estadísticos son menos severos que la realidad del terreno.
Cada día la pelota moderna es más exigente y perfeccionista. De ahí que en cada sesión de entrenamiento se preste atención personalizada a cada fildeador, incluyendo los lanzadores, dado que pueden resultar un hombre clave al campo. Freddy Asiel Álvarez, Yosvani Torres y Norge Luis Ruiz son ejemplos para imitar.
No quiero tampoco obviar las mecánicas defensivas de jugadores de cuadro, especialmente, que sin anotarse como fallas en las hojas de anotación resultan lentas y poco previsoras, dejan de fabricar doble play, realizan malas jugadas de selección y se colocan en múltiples ocasiones sin tener en cuenta el tipo de lanzamiento o velocidad del serpentinero en el box.
Desde que se inició el segundo segmento de la campaña, solo holguineros (5) y matanceros (9) acumulan menos de 10 errores, al tiempo que azules (20) y santiagueros (18) enseñan una cara fea que antaño no tenían. Ojalá y los nervios sean los únicos culpables, pero me temo que la desidia, el poco interés, la falta de exigencia y un exceso de confianza andan muy cerca también. Y contra ellos sí es posible accionar antes que lleguen los batazos.