El primer deber del educador es formar seres humanos felices, dignos, dotados de conciencia crítica, participantes activos en el desafío permanente de perfeccionar el socialismo, que considero es el nombre político del amor, expresó este miércoles el destacado intelectual brasileño Frei Betto, al intervenir ante los delegados que asisten al 9no. Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2014.
En la conferencia magistral titulada El papel del educador en la formación política de los educandos, el escritor brasileño dijo que a la educación le cabe despertar en los educandos el aprecio por los valores que estimulan el altruismo, la solidaridad y el servicio desinteresado a las causas colectivas.
Manifestó que avanzar en ese sentido implica vencer algunos desafíos de la actual coyuntura. “El primero es superar el avasallador proceso neoliberal de deshistorización de la historia. Sin perspectiva histórica no hay ni conciencia ni proyectos políticos”, apuntó.
Como segundo desafío enunció la necesidad de vencer el mimetismo cultural, propio de la conciencia colonizada; y el tercero “en este mundo hegemonizado por la comercialización de todas las dimensiones de la vida y todos los aspectos de la naturaleza, el de cultivar la espiritualidad”, acotó.
El eminente intelectual agregó que un profesor revolucionario debe tener actitudes pautadas por la construcción de una identidad humana en la cual exista una adecuación entre esencia y existencia. “Ese profesor debe administrar su disciplina escolar contextualizándola a la coyuntura histórica en la cual se inserta”, manifestó Frei Betto.
Betto hizo referencia en los inicios de su intervención a la desintegración del bloque socialista, antes de cumplir un siglo. “Todo lo que el socialismo pretendía y que, de alguna manera, había alcanzado – reducción de la desigualdad social, garantía del pleno empleo, salud y educación gratuitos y de calidad, control de la inflación, etcétera- desapareció para dar lugar a todas las características humanas del capitalismo individualista”, añadió.
Alegó que “es nuestro deber, en tanto hombres y mujeres de izquierda, preguntarnos por las causas de la desaparición del socialismo en Europa. Todos sabemos que hay un amplio abanico de causa, que van desde la coyuntura económica de un mundo bipolar hegemonizado por el capitalismo hasta las presiones bélicas derivadas de la Guerra Fría ”.
Entre las causas el teólogo brasileño destacó una de carácter subjetivo e ideológico que tiene que ver, según su punto de vista, con el papel del educador en la formación política de los educandos.
Refirió que el socialismo europeo cometió el error de suponer que las personas nacidas en una sociedad socialista serían naturalmente socialistas. “Como si la concepción marxista y los valores altruistas fueran transmisibles genéticamente. Se olvidó la afirmación de Marx de que la conciencia refleja las condiciones materiales de la existencia, pero también influye sobre esas condiciones materiales de existencia y las modifica”.
Más adelante reiteró que el papel del educador es no limitarse a transmitir conocimientos, a facilitar pedagógicamente el acceso al patrimonio cultural de la nación y de la humanidad, sino también suscitar en el educando el espíritu y la militancia revolucionarios, la búsqueda del hombre y la mujer nuevos inspirados aquí, en el caso de Cuba, en los ejemplos de Martí, Che Guevara y Fidel.
En relación con la educación dijo que debe ser dialógica, concientizadora, problematizadora, contextualizadora, de modo que supere la contradicción educador-educando y se convierta en un ejercicio permanente de práctica de libertad.
“Una educación que se reduce a mera ortofonía, a la repetición incesante de conceptos petrificados en voz de la autoridad, despoja al educando de sentido crítico y lo imbuye de la idea de que la Revolución es un hecho histórico del pasado y no de un desafío perenne de cada nueva generación”, añadió.
Acerca de la Revolución Cubana, expresó que atraviesa un momento crucial. Expuso que el momento no es de extrema carencia como la vivida durante el llamado Período Especial. “Es de abundancia de ideas, propuestas y sugerencias acerca de cómo le hará justicia la Revolución al legado que recibiera de sus tres grandes luminarias, Martí, Fidel y el Che, para adaptarse al siglo XXI preservando y mejorando su ética de no explotación del trabajo ajeno ni apropiación privada de la riqueza y derechos sociales como la alimentación, la salud, y la educación para todos, entre otros derechos.