Su imagen muestra a una persona seguidora de la cultura yoruba, afrocubana o santera como le dice la gente. Los ilekes de santos adornan su cuello y su vestuario responde a tal intención. Pareciera que dedicara parte de su vida a ver el futuro que susurran algunos materiales, sin embargo, su tarea es otra: crear música y espectáculos.
Su nombre es Reinaldo Echemendía Estrada y es director y fundador del Ballet Folklórico de Camagüey desde hace 23 años. A lo largo de su vida se ha convertido en uno de los promotores de la distinguida rumba camagüeyana, la cual fomenta, recrea y le ha validado con disímiles reconocimientos.
A su currículo agrega otra ocupación: la de representar a las masas obreras y en ese sentido sus compañeros han decidido que alce su voz en nombre de los artistas y creadores de la cultura de la provincia en el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Claro, muchos asegurarán que su imagen no es la clásica de un portavoz obrero y que su experiencia dista de la tradicional que viven los trabajadores, porque los artistas son como la excepción de la regla. “Los trabajadores de la cultura han comprendido cuál es su ubicación en el país, lamentablemente hemos estado lastrados por una serie de intrusismo profesional autorizado que ha inundado el sector de la cultura y somos vistos como otro tipo de profesionales a los cuales les falta sentido de responsabilidad”, sentencia el delegado.
“No obstante – continúa –, los verdaderos artistas demuestran que día a día para hacer arte hay que dedicar más tiempo que una jornada de ocho horas. Ellos demuestran una altísima responsabilidad con la sociedad, pues son los encargados de entregar espiritualidad”.
¿Qué significa participar en la magna cita de la masa obrera?
“Es un alto honor y una grandísima responsabilidad representar a la cultura camagüeyana en este congreso que trazará una serie de proyecciones que se incluirán en la vida laboral del país.
“Será el momento para demostrar que la cultura puede contribuir a una mayor educación y organización en el proyecto de vida de todos los cubanos. La cultura puede, en su sentido más integral, preparar la conciencia, las sensibilidades de la clase obrera en función del conocimiento, y dinamizar el pensamiento para lograr una educación con mejores valores”.
