Treinta y cinco años después que las reprimidas y empobrecidas masas populares pusieran fin a la dinastía de los Pahlevi, fiel servidora de los intereses orientales occidentales, principalmente de los Estados Unidos, la República Islámica de Irán ha alcanzado extraordinarios niveles de desarrollo económico, político, social, educacionales y tecnológicos reconocidos mundialmente.
El camino transitado desde los primeros días de la joven República Islámica de Irán, instaurada el 1ro. de abril de 1979, ha estado colmado de agresiones militares extranjeras, permanentes intentos subversivos contra sus Gobiernos, amenazas de ataques norteamericanos e israelíes a su territorio, aislamientos y severas sanciones económicas, pero que no lograron impedir su consolidación e indetenible avance.
Uno de los mayores desafíos y peligros que asolaron a Irán fue la guerra desatada por Iraq en su contra el 22 de septiembre de 1980, la cual se extendió por ocho años, con un saldo de un millón de muertos, el 60 % de ellos iraníes.
Ingentes esfuerzos y sacrificios costó a la nación poder sanar las heridas y las consecuencias de las enormes pérdidas humanas y económicas dejadas por el devastador conflicto bélico.
No obstante, su condición de cuarto país en reservas de petróleo y el primero de gas a nivel mundial, su potencial agrícola y el programa de uso pacífico de la energía nuclear para desarrollar la industria, unido a su perseverancia en la formación de técnicos, profesionales y científicos, mediante vastos planes educacionales, rindieron provechosos frutos en la determinación de sus gobernantes de eliminar el atraso y la pobreza.
En su propósito de aniquilar desde sus inicios el triunfo de la revolución islámica iraní, y recuperar el dominio y la perdida influencia ejercida durante el dócil Gobierno del Sha RezaPahlevi, Estados Unidos utilizó diversos medios para alcanzar ese objetivo, sin excluir el uso de la fuerza.
En los últimos años Washington y sus aliados de la Unión Europea centraron sus ataques en el programa de desarrollo nuclear iraní, atribuyéndole la intención de Teherán de dotarse del armamento atómico, sin que pudieran probar tan infundadas acusaciones.
El acuerdo alcanzado en Ginebra el pasado noviembre entre Irán y el sexteto Estados Unidos, el Reino Unido, Rusia, Francia y China, más Alemania, evidenció el fracaso de las potencias occidentales en hacer renunciar a Teherán a su derecho al uso de la energía nuclear, posibilito el levantamiento parcial de las severas sanciones económicas impuestas por Occidente, y el arribo al país de varias delegaciones extranjeras interesadas en negociar con sus autoridades la ampliación de las relaciones bilaterales en diversas ramas.
En el trigésimo quinto aniversario de la revolución islámica, que abrió los causes de su libertad, soberanía, independencia y autodeterminación, el pueblo iraní celebra jubiloso el histórico acontecimiento, que desterró de su patria un régimen tiránico, para dar paso a una nación renacida y confiada en su futuro.