Por: Yudith Madrazo Sosa y Ramón Barreras Ferrán
Escribir sobre Berta Pichs Pedraza equivale a retratar la incursión de una mujer persistente y creadora en el ámbito de la ciencia y la tecnología.
Recientemente resultó seleccionada delegada directa de la centro meridional provincia de Cienfuegos a la Conferencia Nacional de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir), organización de la que es fundadora y ha consagrado largos años de esfuerzos continuados.
Integrante del Comité de Innovadores y Racionalizadores (CIR) de la empresa de calderas Alastor, Berta es reconocida específicamente por su permanente aporte a las entidades del sector sideromecánico de ese territorio, en las cuales existen muchas huellas de su inventiva y creatividad.
“El trabajo de los innovadores es tan importante en la industria que se puede decir que sin ellos no es posible lograr los cumplimientos tan necesarios. En estos momentos contamos con maquinarias obsoletas y no hay suficiente presupuesto para nuevas inversiones. Por eso, la labor de los aniristas tiene mucho significado. Yo diría que alcanza mayor connotación que años atrás.
“Debido a esa razones, aquí en Cienfuegos constituimos un grupo multidisciplinario para analizar el deterioro de las maquinarias en las fábricas a fin de diagnosticar los problemas y determinar las acciones para rescatarlas y activarlas”, explica.
En su opinión, una de las trabas al desarrollo de la labor de los innovadores y la generalización de sus trabajos reside en la poca observancia de la Ley No. 38. “Esa legislación permite remunerar al innovador por su aporte, pero hay administraciones que no le prestan la atención debida.
Nuestro movimiento, por tanto, lucha porque las direcciones de las entidades se sensibilicen con el acatamiento de esa normativa”, señala.
Luego de treinta años de trabajo, Berta dijo adiós a la vida laboral activa por razones de salud. Sin embargo, en más de dos décadas de jubilación no ha dejado de crear, asesorar y también de alentar y guiar a un numeroso grupo de innovadores.
“Como dirigente de la Anir me siento estimulada. Nunca me desanimo, me gusta la aplicación y el desarrollo de la ciencia y la técnica; a ellas he consagrado toda mi vida”, argumenta quien realizó su primera innovación con solo 19 años de edad.
Tecnóloga química de profesión, ella se desenvuelve en diferentes sectores de la economía, aunque su quehacer se ha volcado, fundamentalmente, al plástico y al caucho, materiales en los cuales se ha especializado. Atesora alrededor de 227 aportes.
El merecido descanso no está hecho para ella. Apoya a quienes les solicitan ayuda, atiende de manera directa al grupo de piezas de repuestos y capacita a los que montan talleres para procesar la goma en el territorio cienfueguero.
En su opinión, la incorporación de los jóvenes a la Anir representa una necesidad para el desarrollo técnico y científico en el país. “Nos toca captarlos y prepararlos”, afirma.