Walkiria Elodia Juanes Sánchez, estudiante de Periodismo
José Maceo participó en las tres guerras mambisas. Hijo de león y de leona, como calificó José Martí a sus padres, su arrojo y firmeza le permitieron burlar la muerte en más de 500 combates. E
“Era un hombre tremendo, valiente hasta lo inverosímil, arrebatado, colérico, fiero y testarudo”, afirmó el brigadier José Miró Argenter, jefe del Estado Mayor de Antonio Maceo.
«Quien ha defendido con valor mi Patria y su libertad de hombre, es como acreedor mío y me parece mi hermano», le escribió José Martí en carta que le enviara meses antes del inicio de la gesta de 1895.
Mariana Grajales, dio a luz a José Marcelino Maceo Grajales el 2 de febrero de 1849, en la finca Las Delicias, Majaguabo, en San Luis, en la antigua provincia de Oriente —territorio perteneciente en la actualidad a la provincia de Santiago de Cuba—. Su padre, Marcos Maceo, fue ejemplo para sus hijos y cayó combatiendo por la libertad en la guerra independentista iniciada el 10 de octubre de 1868.
Dos días más tarde, José, obediente y respetuoso, se incorporó a la referida contienda junto con su hermano Antonio Maceo, y en esa propia fecha tuvo su bautizo de fuego en Tí Arriba, subordinado al capitán Juan Bautista Rondón. Luego pasó a la tropa del coronel Juan Monzón, con la cual participó en los ataques a Jiguaní, El Cobre y El Cristo, así como en la toma de Mayarí.
En 1869, bajo las órdenes del mayor general Donato Mármol, jefe de la División Cuba, resultó herido en los combates de El Salado, el 8 de enero, y La Sidonia, el 28 de agosto; también combatió en Majaguabo Arriba, San Agustín de Aguarás, donde cayó su padre, el 24 de mayo de 1869, y en el ingenio Armonía, entre otros.
A finales de 1870 ostentaba ya el grado de teniente. En 1871, ya ascendido a capitán, se batió en La Gloria, El Ermitaño, San Juan, Pilotos y El Quemado. Integró las fuerzas que bajo el mando del Mayor General Máximo Gómez invadieron Guantánamo en agosto de ese último año, y tras el combate del cafetal La Indiana, donde fue gravemente herido, recibió el diploma de comandante. Después de destacarse en las acciones de El Rayo y El Zarzal, el 20 de junio de 1873 fue nombrado jefe del Primer Batallón del Regimiento de Infantería en la zona, con el cual participó en el combate de El Purial y en el ataque a Manzanillo.
En ese propio año, ascendido ya a teniente coronel, integró el contingente organizado por Gómez para invadir Las Villas. Se distinguió en los combates de Naranjo-Mojacasabe, Cascorro, Tibisí y Arroyo Hondo, y en la batalla de Las Gúasimas.
Nombrado jefe del Regimiento Caballería Santiago, el 11 de enero de 1876 asaltó el fuerte de Arroyo Plata. En mayo de 1877 se opuso a la sedición de Santa Rita, al igual que lo hizo con la de Lagunas de Varona, en abril de 1875.
Estuvo junto a su hermano Antonio en la Protesta de Baraguá, y permaneció sobre las armas, con el grado de coronel, hasta el 8 de junio de 1878.
En unión de los generales Guillermón Moncada y Quintín Bandera, dio el grito de ¡Viva Cuba Libre! en Santiago de Cuba, el 26 de agosto de 1879, para iniciar la denominada Guerra Chiquita en la parte sur oriental.
Se destacó en el ataque a Peladero; en La Gran Piedra, el 12 de diciembre de 1879, donde venció al Batallón Madrid; en el encuentro en Alto de Boquerón, y en el victorioso combate de Arroyo de Agua, los días 29 y 30 de marzo de 1880. Fue ascendido a general de brigada.
Al no poder continuar la lucha, y acosado por el enemigo, se vio obligado a firmar el acuerdo de Confluentes, mediante el cual deponía las armas con la condición de que se garantizara su salida del país, y la de sus compañeros. Pero España no cumplió lo pactado, pues los apresó en aguas internacionales y los trasladó a sus prisiones en África, primero en Cádiz y después en Mahon, de las cuales escapó en sendas oportunidades, hasta que finalmente logró huir y trasladarse a América para reencontrarse con Antonio, en diciembre de 1886.
Integró la expedición de la goleta Honor, llegada a Cuba el 1 de abril de 1895 por la playa Duaba, en el oriental territorio de Baracoa, en compañía de su hermano Antonio y bajo el mando del mayor general Flor Crombet. Tras una emboscada enemiga, el 8 de abril los expedicionarios fueron dispersados y perseguidos por los intrincados y accidentados montes de la zona. José y Flor permanecieron juntos, pero dos días más tarde, el segundo resultó muerto en Alto de Palmarito.
Aislado, José tuvo que abrirse paso, con la columna fracturada y agotado por el hambre. Ocho días después encontró un pequeño destacamento subordinado al teniente coronel Prudencio Martínez. El 25 de abril combatió contra una columna española en Arroyo Hondo, y el 28 de ese mes, José Martí y Máximo Gómez lo ascendieron a mayor general.
El 20 de octubre del propio año asumió la jefatura del Departamento de Oriente. El 29 de abril de 1896 peleó exitosamente en el ingenio Triunfo, Cauto Abajo, Altos de Santiago y El Caney. Semanas más tarde, el 5 de julio, cayó combatiendo en Loma del Gato. Entonces contaba con 47 años de edad.
Sus compañeros ocultaron el cadáver para que no fuera profanado por los españoles. Cuando recibió la noticia, el Generalísimo, Máximo Gómez, expresó: «He perdido un amigo fiel y un General que deja un gran vacío en el Ejército Libertador».