La provincia de Ciego de Ávila realizó el pasado año la mayor zafra de tomate en Cuba. En contraste, aunque es joven todavía, ya le falta sustancia a la nueva campaña agroindustrial que comenzó por la quincuagenaria fábrica de conservas Majagua, casi siempre abridora de la molienda.
Sinsabores se sienten en tomateras que tributan a esa industria. Las lluvias destruyeron semilleros, y el no completamiento del paquete tecnológico, facilitó la embestida de plagas y enfermedades.
En más del 70 % de las plantaciones se detectaron afectaciones en el municipio de Majagua, según informó Oscar Téllez Cepeda, delegado de la agricultura en esa localidad, luego de los resultados de un control estatal provincial.
Cuando recorrimos los campos de ese territorio, la situación era muy diferente en la cosecha del 2013. «Recibimos los insumos necesarios”, declaraban entonces los productores en Mamonal, una de las principales zonas tomateras del país.
Entre tanto, los conserveros afirmaban que vencerían todos los obstáculos y lo lograron: molieron 11 mil 24 toneladas del delicioso vegetal, cifra récord.
Ahora disminuye el abasto de la materia prima por los perjuicios en los plantíos, y buena parte de los productos a moler no cuentan con óptima calidad, pues Natura tampoco le ha suministrado a la hortaliza el suficiente frío en este “invierno”, con vistas a elevar los grados brix (cantidad de sólidos solubles disueltos que posea el tomate) y estos puedan, a su vez, proporcionarle un mejor sabor a la ensalada.
La zafra tomatera que comenzó en enero por el suroeste del territorio avileño, empezó a desteñirse con las 18 hectáreas que tuvieron que demoler los campesinos para someterlas a un nuevo proceso de siembra, cuya gestión de acopio dependerá de las bondades del clima.
Según fuentes consultadas, en una hectárea deben estar presentes de 15 mil a 20 mil plantas, y si las mermas se estiman en 1,34 caballerías, las pérdidas son cuantiosas.
El déficit se palpa en las esteras industriales, sobre las cuales había rodado hasta el pasado día 26, solo el 15 % de la materia prima contratada para enero. De manera que, a un ritmo diario de unas 40 toneladas, los fabricantes no pudieron procesar las 2 mil 206 planificadas para el mes.
Tropiezan allí con las mismas barreras. Los envíos desde el campo no han sido proporcionales mensualmente en los últimos ciclos productivos. Ni ellos cuentan en la actualidad con suficientes latas número 10 (1 galón) para envasar la producción terminada, lo harán en tanques y bolsas de nailon.
Por el camino que transita la presente contienda, quizás la maquinaria fabril también se “atore” en los meses de marzo y abril, a pesar de que el colectivo preparó mejor los equipos para triturar 10 mil 500 toneladas, la tercera parte del volumen previsto en el territorio avileño, pues solo lo superará el del combinado industrial de Ceballos, donde inició una moderna línea para ese tipo de proceso.
A fin de asegurar su plan de negocios, los conserveros majagüenses contrataron los aseguramientos del vegetal fresco con 15 cooperativas campesinas cercanas, y la empresa agropecuaria Arnaldo Ramírez, del municipio de Primero de Enero.
Y mientras es tremendo el reto por teñir de rojo intenso la zafra, con vistas a cumplir el programa provincial de 32 mil toneladas de producciones derivadas del tomate, los vendedores particulares alzan los precios en calles y ferias agropecuarias municipales, aprovechando el exiguo abastecimiento en los agromercados de una de las hortalizas de mayor consumo en todo el mundo.
“Tomatazos” al bolsillo son también esas tarifas, tan desmedidas como la de la Vita nuova y el puré de tomate concentrado, que se expenden en cualquier época a 120.00 pesos, sin tener en cuenta su costo de producción real, envasadas en latas doradas por fuera, pero no es de oro su contenido.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.
LO unico que se, es que siempre hay una dos, cientos de justificaciones para lo que se vaya a hacer, increible, todas las estructuras encomendadas a la tarea de planificar, cientos de burocratas dondequiera, dispuestos a «imponer», pero a la hora e la verdad entonces comienza todo el andamiaje, pues cuando no son las lluvias (le hacen realmente mucho dano al tomate cuando esta en proceso de «parir» y maduracion), es que no hay agua o es el paquete tecnologico, y no lo digo porque se trate ahora de la gente de Ciego de Avila, no, esto suele ocurrir en todo el pais, y eso da verguenza porque han sido tantas y tantas las veces que ya lo que da es por no respetar a nadie.