Por Ariadna Andrea Pérez Valdés y Rocío Ramos Suárez, estudiante de periodismo
Entre júbilos y consignas en un convite a luchar por la libertad se encendieron las primeras llamas desde la escalinata universitaria.
Los jóvenes universitarios, acompañados por el presidente cubano Raúl Castro Ruz y por gobernantes de otros países latinoamericanos, amigos de nuestro pueblo, ratificaron entre las llamas, sus ideales de unidad, de justicia y su compromiso con la Revolución.
Este peregrinaje iluminado, como símbolo de la vigencia del pensamiento del apóstol y de la decisión de la juventud cubana por conservar y mantener las conquistas de esta patria, abrasó no solo el destino de Cuba sino el de los tantos países latinoamericanos que en la Segunda Cumbre de la CELAC buscan el bien común.
Tanto para los que cada año remueven la Calle San Lázaro hasta llegar al rincón martiano, como para los que viven su primera experiencia, caminar entre antorchas para revivir los sueños del Apóstol es una vivencia extraordinaria que desafía la rutina y lo cotidiano.
A seguir defendiendo una revolución que “sigue igual sin compromisos con nadie en absoluto, solo con pueblo”, como expresara Raúl, y a marchar para demostrar que los jóvenes continúan siendo alegres y profundos como los reclama la historia, convocó el Presidente Nacional de la FEU Yosvani Montano Garrido, quien incitó además a encender las llamas que alumbran el continente de Bolívar y de Martí, de Chávez y de Fidel.
Asiste René González a su primera Marcha de las Antorchas
El antiterrorista cubano René González Shewerert asistió ayer a su primera marcha de las antorchas y conversó con Trabajadores sobre sus impresiones.
“Me sentí universitario, más joven, pero sobretodo parte de una historia que ha cambiado para bien con tanto sacrificio y que debemos seguir cambiando.
“Estar aquí representa mucho más de lo que yo pueda pensar. Observé a los presidentes que se reunían al frente de la Fragua Martiana y pensaba en cómo se ha transformado nuestro continente y, también, en lo que ha cambiado, después de que jóvenes como Fidel y sus compañeros del centenario se unieron en el histórico desfile de las antorchas de 1953, y bajaron por esta misma Colina gritando Revolución;
Este hecho que es, a la vez, un ejemplo y un reto para todos los jóvenes, debe ser motivo de orgullo, pero también de compromiso, de mirar hacia el futuro y ver que de la misma manera que ellos enfrentaron retos muy fuertes para llegar hasta aquí, nosotros tenemos que afrontar los nuestros y debemos prepararnos para ello.
“Para mí personalmente es un orgullo participar en esta marcha que marca un momento histórico, es única, y se lo haré sentir a mis hermanos. Estando yo aquí se siente como que estuvieran pero la realidad es que necesitamos que estén en la próxima y tenemos que seguir luchando para que así sea.
“Creo que este es un buen momento para seguir enviando ese mensaje al gobierno norteamericano y lo demuestran la concurrencia de presidentes latinoamericanos y caribeños.”