“La muerte es mentira cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, esa frase martiana vale para perpetuar en la memoria la entrañable figura del Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Viriato Sacarías Gómez Pérez, a quien el jueves 7 de enero de este año, dieron el último adiós familiares, amigos, compañeros de trabajo, autoridades del movimiento obrero de la provincia de Las Tunas y del municipio de Puerto Padre.
Viriato fundó su estirpe en cuna de campesino pobre. Vio la luz el 6 de septiembre de 1936 en predios de la colonia cañera Antonio Bermúdez, aledaña al poblado de Velazco en la actual provincia de Holguín, donde a los 15 años de edad, en plena adolescencia, debutó como picador de caña.
Entonces, a las familias cubanas de similar estatus, la República mediatizada no les reservaba sorpresas, pues era cotidiano el abandono y absoluto desamparo.
A los campos de caña llegó sin el derecho a la instrucción y eran tantos los desmanes que, Viriato, sin vacilaciones, se incorporó a una célula del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en la ciudad de Puerto Padre y tuvo activa participación en la lucha contra la tiranía de Batista.
El primero de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución que él mismo ayudó a fundar, nuevos horizontes abrieron caminos a los desposeídos. En 1961 comenzó a trabajar como suplente en la casa del ingenio, del central Antonio Guiteras, y se acercó a las cartillas y los lápices para vencer la ignominia del iletrado a la que lo habían condenado los Gobiernos de aquella época incierta para los humildes.
Como integrante del Batallón de Milicias 105, de Delicias, luchó contra bandidos en las montañas del Escambray y la Sierra Cristal, e integró durante cuatro zafras brigadas de macheteros voluntarios.
Su impronta, matizada por la voluntad y la entrega, está en esos escenarios tanto como en el Comité Militar de Puerto Padre, donde fue investigador; en los Comités de Defensa de la Revolución, que se destacó como donante voluntario de sangre, en las guardias de su cuadra de residencia… y en cada rincón de esa industria azucarera que lo incluye en sus fuerzas cincuentenarias.
Esta prolífica y destacada trayectoria laboral y revolucionaria está avalada por 28 distinciones y condecoraciones que le otorgaron diferentes organizaciones, como la CTC, el sindicato, los CDR y la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, entre las que sobresalen las distinciones 28 de Septiembre y Jesús Suárez Gayol; las medallas Lucha Contra Bandidos y Hazaña Laboral, y la orden Lázaro Peña de tercer y primer grados.
Por el meritorio y sostenido desempeño en el 2006 recibió el título honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba.
En la despedida del duelo, Roberto Escobar Peña, secretario general de Comité Provincial del Sindicato Azucarero destacó los valores éticos y morales de Viriato Sacarías Gómez Pérez y enfatizó: “Fue y seguirá siendo ejemplo para los trabajadores del sector”.
Y es que la muerte, a hombres de sus dimensiones, solo puede arrebatarles la presencia física, porque su impacto es nulo contra la arquitectura de un colosal legado.