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La época de los robots usurpadores

tecnologia bienSe teme que los robots conquisten el mundo y le arrebaten la cúspide al hombre. La literatura y el cine han ganado millones con los miedos. Y uno de estos ha sido el temor al futuro conviviendo con las máquinas, a la dominación de las máquinas, al sometimiento de la especie humana por sus propias creaciones.

Esta visión del futuro parece apocalíptica. Y muchas de las predicciones que se han hecho desde la ficción o desde las ciencias apuntan a que se tendrá, en efecto, un futuro apocalíptico. El presente ya es un tiempo bastante infausto, principalmente para los de mayor desamparo económico.

De las debacles, tendrá más probabilidades de salir airoso aquel que cuente con más billetes.  Al resto le queda sobrevivir como pueda, como se les permita: a merced del destino, de los contados destinos que le toca o que no le han sido quitados.

Uno de los problemas que acarrea el acelerado desarrollo tecnológico en Estados Unidos es el peligro de que el empleo de nuevas técnicas produzca una disminución drástica en el número de trabajadores humanos.

Los robots han despertado interrogantes que prevalecen sobre lo imaginario.  The Washington Post reseña en el artículo Ocho maneras en que los robots robaron nuestros trabajos en el 2013, distintas formas en las que la automatización va volviendo obsoleto al obrero de carne y hueso.

Ya en el 2012, Amazon, conocida compañía estadounidense de comercio electrónico, adquirió  Kiva Systems,   fabricante de robots que pueden ser programados para recoger pedidos on line desde un almacén y depositarlos en sus respectivos destinatarios. Eventualmente, no se contratarán a miles de trabajadores. Un tipo de drone prestará sus utilidades también en los servicios de comercio electrónico.

El negocio de la comida rápida se ha expandido en los Estados Unidos. Se prevé que en esta actividad las máquinas vayan suplantando a los trabajadores. De hecho, Macdonalds ha sustituido cajeros por pantallas de tecnología táctil en Europa.

Los vehículos autónomos han ido desarrollándose a la par. Las grandes distancias que cubren en las carreteras los choferes de camiones pueden manejarlas robots manipulados por control remoto, que nunca se cansarían o se extraviarían. Esto significa que las 5,7 millones de personas que en la actualidad dependen de esta ocupación deberán pensar en otro modo de ganarse la vida.

La historia de la automatización ha acompañado a la agricultura por años. La agricultura ha sido un trabajo de manos, pero es posible que la historia vaya cambiando con la llegada de tractores que pueden ser piloteados a  través de computadoras o programarse con las coordenadas correctas y, en un final, separar la tierra de las manos de los trabajadores.

En un centro de investigaciones de Carolina del Norte, la compañía LabCorp desarrolla máquinas para ordenar muestras de sangre. Los robots no tienen sangre. No tienen que preocuparse por conservar un empleo, hacer bien su trabajo, ganar un salario o mantener una familia. En esa existencia de autómata hay una partícula de buena suerte. Aunque un robot tampoco sabe lo que es la suerte. En realidad, la suerte es algo difícil de definir.

 

 

 

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