Cubavisión ha renovado su mensaje de identificación y hay que decirlo: la nueva propuesta está por debajo de la anterior. No es que asombre mucho; nuestra televisión nos tiene acostumbrados a cambiar para peor. No es la primera vez que una presentación de un espacio se sustituye por otra de menos vuelo estético. Pero con el identificador de la estación, que es el spot por excelencia, no había pasado casi nunca.
Ahora entre programa y programa vemos un abigarrado conjunto de franjas de color, una isla de cuestionable factura sobre un mar bastante chapucero y un exceso de símbolos del canal sobre el mapa de Cuba. Del pretendido minimalismo del mensaje anterior no queda nada.
Alguien dirá que para gustos se han hecho los colores, que las valoraciones son muy subjetivas, que todo cambio implica un riesgo y un largo etcétera… Alguien dirá, incluso, que a este cronista le faltan elementos para juzgar una propuesta de diseño. Pero yo invito a los profesionales del sector, a los profesores del Instituto Superior de Diseño, a todo el que pueda opinar con argumentos… los invito a que se pronuncien.
Resulta insólito que el canal generalista de la Televisión Cubana, el de mayor teleaudiencia, se presente ahora con un spot casi “de palo”. Más insólito todavía cuando se compara la visualidad de la señal con la de canales de la misma institución. Multivisión, por ejemplo, está a la vanguardia del diseño gráfico en el panorama nacional. ¿Por qué unos sí y otros no?
En esta columna hemos hablado una y otra vez de la necesidad imperiosa de generalizar las buenas propuestas de diseño en la programación habitual. No es serio intercalar las de excelente factura con mensajes burdos.
Cubavisión necesita un nuevo identificador, que esté a la altura de la importancia del canal y de los tiempos que corren. Capacidad sobra en este país. Si la institución no puede asumir el cambio, pues es hora de hacerles los encargos promocionales a terceros.
El actual spot hubiera marcado un hito hace veinte años, pero las nuevas tecnologías, las nuevas tendencias, las propuestas de “la competencia” dentro y fuera de Cuba lo han dejado obsoleto desde el primer día.
No es cambiar por cambiar. Es cambiar para hacerlo mejor.