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Las flores de Ismael

Ismael Flores Camejo ha dedicado más de medio siglo de su vida al sector de la construcción, por lo cual recibió el reconocimiento de trabajador cincuentenario el Día del constructor.
Ismael Flores Camejo ha dedicado más de medio siglo de su vida al sector de la construcción, por lo cual recibió el reconocimiento de trabajador cincuentenario el Día del constructor.
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“Se sorprendió refiriéndose a un visitantede la limpieza que hay en la dirección de la empresa y me preguntó cómo era posible eso. Le dije que esto no era solamente aquí y le invité a ir a la planta de asfalto para que viera un lugar limpio de verdad”.

Se mueve continuamente en el asiento. Dice planta de asfalto y no puedo evitar imaginar un lugar sucio, con restos de mezclas por doquier.

“Sí, periodista, lo llevé a que viera la planta”, cuenta Ismael Flores Camejo, director de la Empresa Provincial de Mantenimiento Vial No. 1 y nuevamente cambia la posición para continuar la historia de su vida, porque, como las personas que han pasado sus años trabajando duro, no está hecho para la tranquilidad.

Más de cincuenta años en el sector de la construcción le hicieron merecedor un reconocimiento como trabajador cincuentenario y la admiración de sus subordinados por el por el Día del constructor, en diciembre del 2013. Ismael conversa con fluidez y disposición, como siempre lo está para sacar adelante cualquier tarea, porque no conoce el incumplimiento.

Con apenas 14 años, colaboró en la lucha clandestina contra el gobierno de Fulgencio Batista y tras el triunfo de la Revolución se incorporó al sector de la construcción en 1963. El técnico vial y técnico en construcción civil transitó por diversas responsabilidades antes de convertirse en directivo.

“Hace muchos años que estoy trabajando –recuerda, y se acomoda en otras de las tantas posiciones que adoptará durante la entrevista–, por ejemplo, me incorporé después de 1959 a Obras Públicas, y cuando se crearon las nuevas estructuras del gobierno, me incorporé al sector de la construcción. Estuve mucho tiempo en el Ministerio de la Construcción y después me pasaron a reforzar los Órganos del Poder Popular. He transitado por otras empresas, pero en la que más tiempo llevo es en esta de mantenimiento vial”, cuenta Flores Camejo, gesticulando las manos, con huellas aún de tanto asfalto amasado.

Más de 27 años acumula en la Empresa de Mantenimiento Vial No 1. La oficina tiene en las paredes diversos reconocimientos recibidos por Ismael y la empresa, y en una gaveta del buró, él guarda sus múltiples medallas, entre las que se destacan la de Combatiente de la Lucha Clandestina y la del Consejo de Estado por 50 años de victorias. El centro que dirige obtuvo resultados envidiables durante el año, lo cual lo sitúa entre los mejores de su tipo en el territorio, e incluso, como aventura Flores Camejo, entre los de mejores números de las 35 del país.

“Los resultados del 2013 han sido superiores que los del 2012, en eficiencia, en aseguramiento de los recursos, en el mejoramiento de la vida de los trabajadores para que la gente se sienta bien y hagan un mejor trabajo. El reto mayor que afrontamos hoy es en las mezclas asfálticas, en las cuales vamos a cerrar el año con 19 mil toneladas, cuando el plan era de 17 mil. En estas empresas del Poder Popular hay que batirse muy duro y trabajar;  eso es lo que hacemos nosotros. Por eso, los resultados que tenemos”.

La oficina tiene en las paredes los diversos reconocimientos recibidos por Ismael y la empresa, y en una gaveta guarda Ismael medallas entre las cuales se destacan la de Combatiente de la Lucha Clandestina y la del Consejo de Estado por 50 años de victorias.

El curtido director sabe de sobra que los indicadores de una empresa de este tipo dependen de una coordinación de todos los factores. Los muchos años de explotación que registran los equipos obliga a los innovadores a laborar constantemente en el mantenimiento, esfuerzo recompensado por la dirección del centro con la remuneración proveniente del cumplimiento de la Ley 38.

“Se necesita que todas las estructuras funcionen, hasta el escalón más bajo. Sin el movimiento sindical no hay esos resultados y tampoco sin el trabajo de la ciencia y la técnica para mantener equipos con más de 35 y 40 años, y pavimentadoras en las mezclas asfálticas de 1948. Pero tampoco sin un grupo de economistas que funcione puede haber una economía limpia. Por eso los resultados, te repito, porque tenemos un equipo consolidado y unido, porque hay que estar convencidos todos aquí que un palo solo no hace monte”, asegura, conclusivo y contundente, Ismael.

La disposición de mi interlocutor para el trabajo es contagiosa, sonora, inquieta como su figura que se mueve sin cesar. He llegado a creer, firmemente, que el cincuentenario de la construcción nunca ha estado quieto en su vida, más de los estrictamente necesarios para reponer las fuerzas o, como ahora, para retomar el aire y terminar su historia con el visitante.

“Lo llevé, periodista, a la planta de asfalto -sonríe con picardía- para que viera lo que se puede hacer cuando se quiere trabajar. Le habían dicho que en esos lugares no crece nada por causa de la contaminación y se quedó sorprendido”, me dice triunfante. El visitante opinó que era imposible, pero entonces descubrió impresionado, como en varios lugares de la planta de asfalto, crecían, inquietas, las flores de Ismael.

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