Cargando...Claudia Zurita Delgado, estudiante de Periodismo
Diciembre es un mes de celebraciones para los cubanos. Todas las casas se repletan de gente, los estudiantes toman los hogares por asalto, la tía del interior aparece cargada de viandas, las viejas amistades aparecen, y hasta llegan algunos parientes, con el pretexto de “nunca nos vemos”.
Mientras esperamos el advenimiento del nuevo año en familia nunca falta el puerco asado, la buena yuca y el congrí. Y hasta nos aventuramos a tomar el traguito de ron durante la “cumbancha” o la sidra para hacer el brindis después de las doce de la noche.
Sin embargo, este mes los conductores deben extremar las medidas en las calles y hacer valer la frase “si maneja, no tome”, lema de la V Campaña de Seguridad Vial, que tiene como objetivo reducir la accidentalidad, mortalidad y lesiones en la vía pública.
También están incluidos los peatones, quienes a veces mantienen una conducta impropia bajo los efectos del alcohol pues subestiman el riesgo, disminuyen la capacidad de atención y olvidan las más elementales formas de conducta cuando transitan por la calle.
De acuerdo con las investigaciones practicadas a lo largo de 25 años por el Instituto de Medicina Legal, en uno de cada tres accidentes de tránsito mortales están presentes las bebidas alcohólicas en el momento del hecho.
Igualmente entre los choferes fallecidos involucrados, el 42 % estaba bajo los efectos del alcohol. De estos, el 93 % estaba en estado de embriaguez y la cuarta parte de los embriagados (23 %) tenía cifras superiores a los 2,00 g/litro.
Es preciso tener en cuenta que el alcohol disminuye las facultades necesarias para intervenir en la circulación vial: reduce el campo visual, perturba el sentido del equilibrio y los movimientos se hacen menos precisos, aumenta la fatiga, se calculan mal las distancias, merman los reflejos e incrementa el tiempo de reacción.
Todas estas razones son suficientes para no permitirnos tomar mientras conducimos un vehículo. Nuestra vida y la de los demás no tienen por qué estar en riesgo. Celebremos, sí, pero con responsabilidad.
