Según cuenta la recién doctorada en Ciencias Pedagógicas Digna Pérez Bravo no fue fácil realizar una tesis que abordara la Contribución de la labor educativa de Lázaro Peña al desarrollo de la educación obrero-sindical en Cuba, pues algunos argumentaban que el Capitán de la Clase Obrera no había sido pedagogo, considerándolo en el sentido estrecho de la palabra.
Sin embargo, Digna —profesora de la Escuela Nacional de Cuadros Sindicales Lázaro Peña y durante más de dos décadas en este sistema— sabía que solo bastaba profundizar en la vida y en la obra de este revolucionario para validar sus opiniones al respecto.
Luego de algunos tropiezos iniciales y a sugerencia de Lucinda Miranda (autora de libros sobre esta figura, paradigma del movimiento obrero cubano) conoció al doctor Rolando Buenavilla Recio, quien en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, de la capital, dirige un proyecto basado en el estudio de personalidades que, de una manera u otra, han contribuido al desarrollo de la Pedagogía.
Entonces, cuando le habló del asunto y se presentó, Buenavilla le dijo: “Te estaba esperando. Lázaro Peña es de los que falta y voy a ser tu tutor”. A partir de ahí empezaron a trabajar, labor a la que después se sumó, también como tutora, Isabel García González, docente de esa propia institución.
La selección del tema fue idea de la propia doctorante. “Ya se había publicado el texto de Lucilo Batlle sobre Blas Roca y siempre me preocupó que Lázaro Peña no había tenido esa suerte, pues los libros de Lucinda recogen más bien los hitos biográficos y son una compilación de discursos e intervenciones. Es decir, nunca antes se había reconocido en el líder de la clase obrera cubana su faceta como pedagogo y educador popular.
“Lázaro Peña siempre me había motivado, ya que mi abuelo lo conoció y en mi casa, siendo yo adolescente, el asunto era un tema recurrente. Pero nunca imaginé que llegara a laborar en una escuela sindical; de ahí que cuando me incorporé ya tenía algunas ideas del quehacer de este hombre de pueblo”, afirmó Digna.
En la investigación demostró, en primer lugar, que la labor educativa de Lázaro Peña puede concebirse como un sistema de influencias que él ejerció —basado en sus ideas y acción práctica— en los trabajadores, en sus modos de actuación y en la conciencia de cada uno de ellos.
“Por lo tanto, es un paradigma a seguir y su pensamiento tiene hoy una vigencia extraordinaria, fundamentalmente en la educación obrero-sindical en nuestro país, que con la tesis quedó contextualizada, porque anteriormente se habían heredado algunos términos de la Organización Internacional del Trabajo. Considero que hice un pequeño aporte en una arista poco conocida e investigada”.
La docente, de vasta experiencia en la profesión, defendió su trabajo en noviembre pasado, casualmente al cumplirse el aniversario 40 del XIII Congreso de la CTC —efectuado en noviembre de 1973—, el último en el que participó el líder sindical y donde él definiera (aunque con otros términos) cómo debía llevarse a cabo la educación obrero-sindical.
“Fue un congreso histórico, donde Lázaro Peña planteó que la educación, es decir la preparación, debía ser en forma de sistema, a través de una escuela nacional e instituciones provinciales, y en la base no faltaran charlas, conferencias y seminarios.
“De ahí que a partir de su legado e ideas hoy contemos con este sistema de escuelas, que es la materialización de la educación obrero-sindical en Cuba, hoy institucionalizada, generalizada, con un prestigio a nivel nacional e internacional”.
Con la presente investigación —subrayó Digna— creo hice justicia a Lázaro Peña, una personalidad de la cultura, del movimiento sindical, que tanto luchó por la unidad de los trabajadores y del pueblo. “Además, tengo el compromiso de aportar a mis compañeros de trabajo todo lo aprendido”. Así lo demostró en su tesis doctoral la profesora Digna Pérez Bravo, primera docente del sistema de escuelas sindicales que alcanza tal título académico.