Por Milena Recio / Progreso Semanal
Tarde o temprano iba a ocurrir. El bloqueo contra Cuba impone unas condiciones tan difíciles y practica una vigilancia/castigo tan estricta contra entidades financieras –estadounidenses o no– que traten con la Isla, que algún día iba a llegar la noticia de que la representación oficial de Cuba en Estados Unidos se quedaba sin banco, sin cuenta, sin forma de tramitar operaciones básicas para mantener con vida sus servicios consulares.
Y así fue el pasado 26 de noviembre, cuando el gobierno de Cuba decía “hasta aquí llegué” luego de meses de infructuosa búsqueda de un banco sustituto. Mediante una nota oficial se explicaba que, desde julio, el banco M&T que servía a la misión cubana en la ONU, la Oficina de Intereses de Cuba en Washington y hasta a la corresponsalía de Prensa Latina en ese país, había anunciado el término de sus operaciones con Cuba.
“Debido a las restricciones vigentes derivadas de la política de bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno norteamericano contra Cuba, ha sido imposible para la Sección de Intereses encontrar hasta la fecha un banco estadounidense o de otro país con sede en Estados Unidos, que asuma las cuentas bancarias de las misiones diplomáticas cubanas, a pesar de las múltiples gestiones realizadas con el Departamento de Estado y numerosas entidades bancarias.”
M&T se bajaba del tren, Cuba usaba el freno de mano, y el gobierno norteamericano ponía cara de ángel. En menos de 24 horas el Departamento de Estado reaccionaba afirmando, mediante un portavoz, que sí se habían hecho gestiones para resolver la continuidad de los servicios bancarios –que, por otra parte, no son una dádiva, sino una obligación planteada por el derecho internacional para las representaciones diplomáticas.
Y no es que Washington no tenga influencias sobre el sector financiero, sino es que business are business. La prioridad para los bancos, como le explicó el abogado cubanoamericano José Pertierra a Progreso Semanal, es ganar dinero, sin riesgos extraordinarios que en este caso son más que obvios.
Así, a Cuba no le quedó más remedio que suspender “hasta nuevo aviso” los servicios consulares que incluyen la habilitación de los pasaportes a cubanos residentes en Estados Unidos con ganas y derecho de viajar a Cuba cuando les plazca. Se calcula que unos 80 mil cubanos lo harán este diciembre para disfrutar junto a sus familias el cambio de año y todas las fiestas asociadas.
Sí, lo harán. No son pocos los que tienen las maletas listas, y los que no, deben andar corriendo para tramitar sus papeles antes de que el viento vuelva a ponerse en su contra.
Miles de cubanos residentes en Estados Unidos se dieron cuenta de que esta vez, otra vez, el bloqueo contra Cuba no se ejerce solo contra un gobierno sino contra los ciudadanos de ambas orillas.
Recién se ha anunciado que se reabren los servicios consulares “temporalmente”, porque M&T ha decidido prorrogar el cierre definitivo de las cuentas de las misiones diplomáticas cubanas en EE.UU., pero solo recibirá los depósitos por servicios consulares hasta el 17 de febrero de 2014.
A los enamorados les dará tiempo para llegar a Cuba en San Valentín. Pero los hijos que quieran encontrarse con sus madres, vivas o fallecidas, en Cuba, no pueden dejar las gestiones para última hora. Tendrán que apurarse y comenzar a procurar desde ahora sus documentos en pos de mayo.
Hay que ser previsores porque la solución que se ha dado para reanudar los servicios consulares expirará bien pronto y deja a la comunidad de cubanoamericanos frente al mismo problema, con su causa de fondo: una política de hostigamiento contra la Isla que nos afecta a todos los cubanos.
La reanudación temporal de los servicios de M&T podría ser solo un parche, y hay que preguntarse para cuándo el gobierno de Estados Unidos prevé tener listo el camino del cambio verdadero, que proteja y ayude a los ciudadanos de las dos orillas.
No hay que ser muy listo, por otra parte, para prever que si esta bomba explota, si la solución LP –de “larga duración” como aquellos viejos discos de vinilo– no aparece pronto para asegurar la normalidad de las relaciones de la emigración cubana en Estados Unidos con su país, podrá verse afectado el signo del voto cubano en La Florida, que como bien sabe el presidente Obama está en plena evolución y, lejos de lo que parecía, no está anclado. Es, cada vez más, un voto vivo.