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“Cuido a los cerdos como gallo fino”

Aris Espinosa es uno de los mejores cebadores del país, solo en noviembre entregó 450 cerdos. Foto: Vicente Brito.
Aris Espinosa es uno de los mejores cebadores del país, solo en noviembre entregó 450 cerdos. Foto: Vicente Brito.

Un enjambre de techos distingue el paisaje aledaño a la casa de Aris Espinosa Meneses, residente de La Legua, territorio limítrofe con Fomento. La infraestructura deja boquiabiertos a los visitantes; no por magnificencias arquitectónicas o pomposos jardines, sino por la riqueza que aguarda en su interior: mil 500 cerdos engordan dentro de las filas de naves que parecen no acabar.

Ni veterinario, ni con otros títulos académicos que avalen el indiscutible conocimiento que le ha venido como un don; este placeteño de nacimiento y espirituano por azar, asume la crianza de 300 cabezas más que el mayor cebadero estatal existente en la provincia.

Alega fidelidad absoluta a la empresa porcina espirituana por “darle luz verde” y así contrarrestar la negativa recibida de su coterráneos cuando pidiera, en sus inicios, establecer convenio con ellos.

A poco de hacer la última entrega del año y cubrir casi la mitad del plan de carne del municipio de Fomento, este productor de origen villaclareño hace un impasse en su ajetreo diario para contar las “mañas” que le han inscrito como el mejor cebador en predios yayaberos y uno de los más importantes del país.

Lo de ellos primero…

“Estos animales se atienden como gallo fino. En pos de no alterar los procesos digestivos tienen horarios inviolables para comer, mis naveros y yo siempre supervisamos que todos consuman alimentos por igual, tenemos corrales disponibles para separarlos en caso de que uno coma más lento.

“Yo pospongo hasta mi almuerzo para estar al tanto de las medicinas que pudieran necesitar o el hidrolizado empleado como complemento alimenticio. Mi convenio es de ceba terminal, o sea, los cerdos me llegan cuando se detestan, a partir de ahí tengo que llevarlos hasta la entrega. Cuando aún están pequeños, el trabajo significa desvelo, porque las frecuentes diarreas suponen un peligro para ellos y nos toca ser sus guardianes”, advirtió Aris Espinosa.

Sintiéndose motivado por la generación de ingresos y por la regularidad del abasto de comida, el joven asegura que todo el año mantiene mil 500 cabezas en sus instalaciones y con carácter emprendedor pretende conservar o aumentar esa cifra: “Hago entregas cada mes, pero repongo los animales para mantener la misma cantidad. La empresa paga muy bien y en el 2013 ha garantizado los 120 sacos de comida que diariamente demanda mi cría, en consecuencia podré entregar unas 320 toneladas de carne antes de que culmine diciembre”.

Otro eslabón de la cadena

“Yo puedo ausentarme y esto camina solo”, dijo confiada María del Rosario Santos, una vez que Trabajadores ingresó en el cebadero dirigido por ella: El Colorado. La instalación estatal, ubicada en Cabaiguán, complementa la experiencia individual de Aris Espinosa, pues a fuerza de atención al hombre, la mencionada entidad destila compromiso y resultados.

“El peso promedio en nuestras entregas (92 kg) sobrepasa siete veces lo planificado, tenemos al 95,4 % el índice de animales vivos y rebajamos la conversión de alimento por tonelada de carne. Somos unidad de excelencia desde la creación de esta estructura en el 2008, única de su tipo en Sancti Spíritus”, informó la funcionaria.

Con mil 195 cerdos bajo su custodia, los trabajadores de El Colorado redoblan esfuerzos y no ciñen sus quehaceres solo a las labores que por plantilla les corresponden. Así lo confirmó el obrero Magdiel Lazo Martínez: “En estas tierras, menos arroz, sembramos de todo, tanto que nos autoabastecemos y garantizamos buena parte del alimento a nuestras familias. Además, procesamos los desechos porcinos y proveemos de gas a más de una decena de viviendas aledañas al centro, algunas pertenecientes a trabajadores de aquí”.

Altos salarios y el esmero para con el personal, retroalimentan la entrega del pequeño colectivo. Con un empuje poco común por estos tiempos, los 14 empleados aprovechan al máximo su jornada, defienden la calidad del trabajo y desterraron de su cotidianidad la palabra ausencia, pues, de acuerdo con la directora, “desde hace cinco  años nadie falta ni por certificado médico”.

Frutos del empeño

Aunque el sector cooperativo y campesino asume el 92 % de la producción de carne porcina en la provincia, la imbricación de todos los eslabones de la cadena condujo al prematuro cumplimiento de lo previsto para el 2013, mil 600 toneladas más con respecto al pasado año.

Semejante logro responde al desarrollo de 11 mil animales más en el proceso reproductivo, hecho que permite al Estado entregarlos a los productores para que los ceben. El ascenso del peso promedio y la afluencia periódica de comida gracias a la apertura de una segunda fábrica de pienso en el territorio devienen otras condicionantes para que la empresa espirituana se enfoque a producir una cifra récord de carne este año: “Pretendemos alcanzar las 13 mil toneladas, algo nunca antes logrado”, afirmó José Antonio Piña, director de la Empresa Porcina Sancti Spíritus.

Aunque resultan visibles los avances en el renglón porcino, aunque los números inscriban a la provincia entre las tres con más convenios de ceba terminal (mil 143) y amén de establecerse entre las cinco primeras de mayor aporte cárnico en el país, todavía los consumidores esperan cambios con respecto a los elevados precios y a la mayor presencia de carne en el mercado; pues el 90 % de lo que origina la empresa se destina a la industria alimenticia. No obstante, la provincia da pasos alentadores en cuanto a niveles productivos; pendiente queda que ese crecimiento influya de manera más directa en la alimentación del pueblo.

 

 

 

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