“Si el plan tiene como base inversiones que después el país no aprueba, ¿por qué no se hacen los ajustes necesarios?”, esa interrogante es reiterada en pasillos, naves y talleres de las unidades empresariales de base en la fábrica de estructuras metálicas Comandante Paco Cabrera, de Las Tunas, líder de estas producciones en Cuba.
Lo que es increíble es la falta de respuesta argumentada a la inquietud colectiva que tanto lacera el clima laboral de una industria que prestigia el sector sideromecánico en el país.
“Este es el tercer año que de manera consecutiva se presenta el mismo problema. En el 2011 y 2012 hubo revisión de las metas anuales, pero la aprobación llegó en septiembre, después de ocho meses de trabajo y de incertidumbre”, denuncia Jorge Casa Cedeño, secretario del buró sindical de la entidad.
“Al colectivo, dice Casa, le preocupa la morosidad para atender sus justos reclamos; pues hemos comenzado cada año condenados de antemano al incumplimiento, por razones no imputables ni a la Empresa ni a los trabajadores”.
Igual piensa el ingeniero Eraldo González Arias, director provisional: “A veces, subraya, nos quedamos sin la respuesta adecuada, aunque no sea la solución que la gente espera, porque se han solicitado los ajustes que entendemos justos; sin embargo, todo está igual”.
“Se nos ha dicho que como estos son productos directivos, solamente la Asamblea Nacional del Poder Popular puede variar lo planificado y hasta ahí, sin más argumentos”, expone el ingeniero industrial José Ramón Labrada Vázquez, especialista principal de producción.
Intenciones frustradas…
“No vamos a cumplir el plan de producción de estructuras metálicas y la causa es la desestimación de la demanda hecha por varios clientes”, explica Labrada Vázquez y refiere que solo el grupo Geominsal (una empresa mixta para la explotación minera que opera en Pinar del Río) renunció a 2 mil 380 toneladas de estructuras, de sus objetivos declarados.
Actitudes similares asumieron otras organizaciones como Mantenimiento y Construcción (822,4 toneladas), Almest (200); Grupo Empresarial de Comercio, del Consejo de Administración Provincial, (250) y Habanaguex, de la Oficina del Historiador de La Habana, (111); entre otros, que en total suman una desestimación en el orden de las 2 mil 991 toneladas, el ¡37 %! del total inicialmente propuesto.
“En todos los casos alegan la inejecución de algunas obras previstas”, sentencia el ingeniero mecánico Yendry Campos Toranzo, especialista comercial principal.
Campos Toranzo refiere: “Geominsal se incluyó en la demanda a inicios de noviembre del 2012 y al final de ese mismo mes la declinaron, porque su ministerio –ahora Energía y Minas- no aprobó la inversión al faltarle los estudios de factibilidad, pero el cambio comprometió de golpe y porrazo las previsiones de ingresos en divisa que ascendían a 10 millones 38 mil pesos convertibles (CUC), y ese potencial encargo representaba casi el 50 % de nuestros proyectos de recaudación”.
“Ya desde diciembre conocíamos estas dificultades, pues en noviembre comenzamos a tocar las puertas de nuestros posibles clientes para conocer sus intenciones reales y su factibilidad con vistas a firmar los contratos de venta, que son en definitiva los soportes del plan”, explica el joven directivo.
“Sin embargo, de manera casi simultánea nuestro ministerio (a la postre SIME, ahora de Industrias) ya incorporaba las cifras potenciales al plan, todavía sin la certeza de su sostenibilidad demostrada; y arrastramos esos problemas todo el año a pesar de la exigencia constante y al derecho que asiste a la reformulación”, refuta.
El impacto…
El primer efecto de estos desatinos es tangible en la economía familiar, de cuyas arcas se fuga la estimulación en divisa, ya que el cumplimiento de lo programado en este indicador condiciona los ingresos adicionales en CUC, tan necesarios y tan esperados en los hogares cubanos.
Otra de las consecuencias es la fluctuación laboral: “El año pasado nos abandonaron 104 trabajadores, muchos incluidos en la fuerza técnica calificada, y algunos de ellos con preparación asumida por la propia entidad. En el actual, ya 69 han roto el vínculo con la fábrica: hechos que comprometen el futuro”, adelanta el secretario del buró sindical.
“Ahora mismo, abunda, tenemos un promedio de 82 hombres/día interruptos, que es resultado de los desaciertos en materia de planificación y de no atender a tiempo los reclamos colectivos”.
Y sin embargo se mueve…
El colectivo solo pide recursos para trabajar en función de la economía nacional y, por supuesto, de la propia; por lo que es vital discutir con ellos el plan del 2014 y lograr que sea como un traje a la medida, cuya confección esté vinculada con demandas reales y existencias de materias primas que sustenten las expectativas.
En las UEB de la industria existen ejemplos que validan mis afirmaciones. Pese a las irregularidades hay un colectivo que todavía hace galas de su sentido de pertenencia, el cual sabe distinguir entre las carencias financieras de la nación y la irresponsabilidad de quienes por razones burocráticas entorpecen los flujos de los procesos.
A pesar de los pesares, los trabajadores de la fábrica de estructuras metálicas Comandante Paco Cabrera o Metunas, como la conocen en el ámbito empresarial cubano, van a cumplir con el plan de producción total, cuya monto supera los 36 millones 248 mil 500 pesos; pero el éxito no podrá borrar los sinsabores ocasionados por el mal que los acecha originados por esos golpes bajos a la planificación.