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Diálogo con una heroína: Dominga no piensa en el retiro

HEROINA DEL TRABAJO DE LA REPUBLICA DE CUBA DOMINGA HERNANDEZ SNTCON FOTOGRAFO: JUAN MANUEL 22/05/1996REALIZADA:22/05/1996 ORIGINALES:DOMINGAHERNANDEZ1 FUENTE:TRABAJADORES FOTOGRAFO:JUAN MANUEL OBSERVACIONES:HEROE DEL TRABAJO DE LA REPUBLICA DE CUBA/SINDICATOS/SNTCON/HERNANDEZ, DOMINGA

Héroes y Heroínas de la República de Cuba del sector de la construcción. En la foto, de izquierda a derecha: Luis M. Tras Antomarchi; Neryls Gamboa Martínez; Antonio V. Campos Toribio; Dominga Hernández Martí; Vitervo A. O’Reilly Díaz; Isidro Samuel Valdés Hernández; Eduardo Heredia Varela; Ricardo Veranes Carrión y Humberto González Vergara. Fotos: Agustín Borrego Torres

Sueño con claustros de mármol/ Donde en silencio divino/ Los héroes, de pie, reposan(…)1, así comienza nuestro José Martí uno de sus versos sencillos. La belleza de esta imagen ha acompañado mi visión de los héroes por muchos años, hasta que conocí a Dominga Hernández Martí, una protagonista de carne y hueso que camina por las calles de La Habana.

Esta mujer de andar pausado y voz firme, a sus 84 años, es Heroína del Trabajo de la República de Cuba, del Sindicato de Trabajadores de la Construcción, desde 1996. Actualmente continúa ocupando su plaza en la Empresa de Servicio a Trabajadores del Grupo de la Construcción en La Habana. “Yo preparo el plato fuerte y tengo 11 alumnos a los que estoy enseñando el oficio”.

Como una Mariana de este siglo, respira y emana amor y compromiso con su patria. Sus manos se sobreponen al cansancio de los años para seguir entregando su vida a trabajar con dignidad y honradez.

“Empecé en la cocina La Criolla, que pertenecía a una brigada de bacheo de calles, como fregadora de bullones (se refiere a calderos grandes); un mes después, el jefe, por mis resultados, me pasó a ayudante. Posteriormente estudié y me hice cocinera. ¡Ya llevo aquí 66 años, y los que me faltan!

“Mira, en todos esos hoteles que ves por ahí, está mi aporte, claro, como cocinera. Tengo los brazos quemados de estar frente al fogón durante 13, 14 y 15 horas diarias.

“He trabajado mucho, pero no me pesa. La Revolución necesita de numerosos compañeros que lo hagan y miren hacia delante, al futuro…”, dice y en sus ojos se refleja la confianza en las nuevas generaciones.

Dominga, como una abuela sabia, aconseja a los jóvenes: “Aquí no hay nada más que trabajar y recibir el reconocimiento por tu dedicación; todo lo otro es fantasía. Nunca he olvidado que recogí limosna para pagarles un médico a mis padres, porque sin dinero no te atendían. ¿Díganme si eso se ve ahora? ¿Tengo o no razones suficientes para defender a este país?

“Por eso siempre les digo que protejan esto. Ustedes tienen una Revolución que hace por ustedes. Tuve días de comer pan viejo, porque no teníamos un centavo; ahora todo el mundo posee oficios, estudios y son libres de pensamiento”.

Dominga, usted fue dirigente sindical alrededor de 30 años, coméntenos de su experiencia en este movimiento.

“He trabajado mucho, pero no me pesa. La Revolución necesita de numerosos compañeros que lo hagan y miren hacia delante, al futuro…”, afirma la octogenaria Dominga Hernández Martí.

Imagínate, yo era la secretaria general. Los dirigentes teníamos que conversar mucho con los compañeros para que te apoyaran, pero tuve muy buenos resultados. En mi colectivo había 11 vanguardias nacionales, 13 provinciales, y municipales cerca de 70.

Ellos se portaron muy bien conmigo, me seguían en todas las movilizaciones. Yo me ponía a hablarles y había veces que llevaba dos camiones llenos de obreros para la agricultura. Debo reconocer que me daban todo lo necesario para cumplir las misiones, carros, guaguas, combustible.

El trabajo en este movimiento es muy bonito y también muy esclavo, porque hay veces que no consideramos a los cuadros de base, sobre todo ahora, que se esfuerzan por cumplir sus tareas sin recursos ni condiciones; otras, por problemas del bloqueo tan grande que tenemos, todo se dificulta.

¿Qué significó para usted recibir la condición de Heroína del Trabajo de la República de Cuba?

“Realmente no lo esperaba. Me puse alegre porque se reconoció mi esfuerzo, pero, sinceramente, no trabajé para eso. Lo hago y lo haré hasta que pueda por mi Revolución, porque le debemos mucho y nos corresponde hacer aún mucho más.

“Trabajar para mí es un deber, te fortalece. Aunque me faltan dos meses para cumplir 85 y no me he retirado. Los días que no puedo ir lo extraño. No niego que es necesario jubilarse, ¡pero caballero, la gente se vuelve enclenque! Cuando ocupas tu tiempo en labores te mantienes activo, conversas con las personas y apartas las preocupaciones”.

De sus diplomas y reconocimientos comenta: “¡Tengo una caja que es lo más grande de la vida! Además, entre medallas y sellos, llego a los 68. Es muy estimulante que cuenten con uno y que te reconozcan. Cualquier actividad que se hace, dicen: ‘Vamos a invitar a Dominga, y voy’”.

Si Dominga hubiese nacido con la Revolución, ¿cuál habría sido su destino?

“Si pudiese morir y volver a nacer, me gustaría ser doctora, para curar enfermos, o abogada, para defender causas justas y hasta algunas injustas, porque en ocasiones también lo necesitan”.

La sabiduría que da la experiencia acompaña cada palabra de la heroína, que era analfabeta hasta “hace 10 o 12 años. Pasé la escuela sin abandonar la cocina”, afirma con orgullo.

Dominga, como buena cubana, es una anciana muy divertida y entusiasta, le gusta bailar “de todo, hasta el reggaetón ese”, dice pícara. “El otro día fui a una actividad en el contingente Raúl Roa y

entré bailando —ríe zalamera— y todos se sumaron.

“Pienso que uno mismo debe hacerse la vida agradable. Un médico me dijo: ‘Dominga, lo mejor cuando uno se siente mal es cantar, porque así deja de pensar en muchas cosas’. Y desde entonces lo hago.

“Vivo sola con mi hijita de 47 años. Me quiere mucho, es enfermera y somos hermanas, amigas, compañeras. Nos tratamos con cariño. La juventud entre mejor uno la trate más dócil es. Los hijos son pedacitos de uno y hay que tratarlos con cariño”.

Esta entrañable mujer, que integra el sitial de honor de nuestros héroes y heroínas, es un ejemplo vivo a quien aferrarse para ser mejores y continuar la obra de la Revolución. Un paradigma de sencillez. Como Dominga, en el sector de la construcción, hay otros 10 compañeros. En silencio les besamos la mano a estos héroes marmóreos.

 

1 José Martí. Versos Sencillos. Poesía
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