“Podría haber sido cualquier otro especialista o trabajador del Cardiocentro. Esta es una institución altísimo nivel científico y ético. Cualquier integrante de este colectivo es ejemplo de responsabilidad y entrega”, expresó con sincera modestia.
El doctor José Luís Aparicio Suárez siempre quiso ser médico, los que lo conocen saben que lleva la profesión tan enraizada como la sangre que coagula en cada paciente o el corazón que vuelve a latir luego de las complejas intervenciones.
Confiesa que como delegado directo al XX Congreso obrero tiene una doble responsabilidad: representar a los trabajadores de un sector que ha sido paradigma del proyecto social cubano y en particular a una de las instituciones de salud cubana de mayor reconocimiento incluso internacionalmente, uno de los pocos centros que posee la condición de excelencia en los servicios de salud, que ostenta una supervivencia histórica aproximadamente del 95 % , dato relevante para cualquier hospital de su tipo en el mundo.
Asegura que desde su experiencia pretende pronunciarse en el cónclave para lograr avanzar en la calidad en la atención médica con eficiencia y responsabilidad ética, e intencionar el método clínico como fuente de ahorro.
