Como si fuera poco, varios equipos han destrozado los pronósticos. Isla de la Juventud es el más feliz de la semana al hilvanar la mayor racha de victorias consecutivas hasta la fecha (6). De paso, amenaza a Camagüey con su tercera barrida de la temporada, tal y como hizo con Cienfuegos y Holguín. ¿Les alcanzará la gasolina a los pineros para colarse en la próxima etapa y repetir lo hecho en la pasada versión?
Industriales ha resistido todos los vientos que soplaban en contra por su pitcheo joven e inexperto. Hasta el partido de este domingo ante los villaclareños, sus lanzadores eran los únicos que promediaban por debajo de dos carreras limpias por juego, aunque su maquinaria ofensiva aún no arranca como desean sus parciales.
Un detenimiento en los serpentineros resulta necesario, pues los números pueden resultar engañosos muchas veces si son aislados. La Comisión Nacional aseguró hace unos días que la pelota es la misma con la que se terminó la serie pasada Mizuno 200, por tanto, descartamos que el buen rendimiento sea por un menor bote de las esféricas.
Sin embargo, los promedios por partido de casi ocho bases por bola, 1.4 pelotazos y casi un wild pitch son ejemplos de cuánto nos falta por trabajar en el control de los lanzadores, al tiempo que esas cifras son superiores a la pasada versión. Y para ser justos, los árbitros detrás del home han cantado con mesura y con predominio de la vertical, lo cual presiona más al bateador que al pítcher.
Imposible dejar de mencionar el récord de 151 juegos salvados de por vida a los que llegó el artemiseño José Ángel García este domingo. Se dice fácil, pero nadie en 53 series nacionales ha podido “apagar más fuegos” que este derecho, quien lidera esta temporada con seis y al parecer pretende extender su marca tan lejos como sea posible.
Las cuatro victorias sin derrota del matancero Joel Suárez, las 17 entradas sin permitir carreras limpias del industrialista Frank Monthiet, el juego de cero hit-cero carreras del villaclareño Freddy Asiel Álvarez, así como las buenas faenas que vienen rindiendo el pinareño Erlis Casanova, el tunero Yoelkis Cruz, el santiaguero Danny Betancourt y el holguinero Pablo Millán Fernández, son las notas más sobresalientes desde el box, pocas veces comentadas.
Finalmente, la pelota anda también con muy poco de espectáculo. Hace solo unos días se resolvió el llevado y traído tema de las congas, con la propuesta de cambiarlas de ubicación en los estadios para que puedan tocar si así lo desean los nueve capítulos, pero nunca encima de los dogouts.
Quizás el tema sea más profundo si tomamos en cuenta las cornetas que por miles se han vendido y son imposibles de regular hoy, aunque sus decibeles sí afectan nuestros oídos en tan corto tiempo. Asimismo, en función de la disciplina y la educación sin faltas de respeto a los protagonistas de un juego hay también coros y expresiones que ojalá desaparezcan como mismo vieron la luz, sin matar por eso la alegría y la pasión de nuestro deporte nacional.
Por supuesto, para ello hay que terminar de pensar un partido de béisbol como el espectáculo sociocultural que representa. Se necesitan, es cierto, ofertas gastronómicas; pero también iniciativas culturales, ideas locales y sobre todo muchas alianzas y ganas de vivir ese momento como único e irrepetible, tal y como le pedimos a los peloteros que se entreguen en el terreno.