En Santa Clara es frecuente que las féminas se llamen Marta. Mi hija es una de ellas y se llama así en honor a Doña Marta Abreu de Estévez, quiso el azar que naciera el día en que esa mujer extraordinaria cumpliría 150 años y sentí la obligación de honrarla en mi pequeña.
Doña Marta Abreu es conocida por su labor benefactora: lavaderos, escuelas para niños pobres, asilo de ancianos, dispensario médico, la introducción de los adelantos de la ciencia de aquellos momentos como un observatorio meteorológico, la planta eléctrica, el ferrocarril. También rifó máquinas de coser, daba propinas, inclusos propició la creación para los presos de esposas que no les dañaban la piel al ser trasladados, construcción de puentes…
Su obra mayor fue la construcción del majestuoso teatro La Caridad, joya arquitectónica, que lleva ese nombre porque lo que se recaudaba en sus funciones era destinado a hacer el bien.
Pero, Doña Marta, mujer excepcional, más que benefactora de esta ciudad del centro de Cuba, fue una gran patriota.
Fermín Valdés Domínguez consideró que su “excelsa virtud” fue su desinteresada contribución a la causa de la independencia de Cuba y Máximo Gómez la ubicó en el lugar exacto para la historia de la Patria al expresar: “No saben ustedes los villaclareños, los cubanos todos, cual es el verdadero valor de esa señora. Si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador el grado que a dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil, se le asignaría el mismo grado que yo ostento: Generalísima”.
Ella y su hijo con los seudónimos de Ignacio y Jimaguayú, respectivamente, encabezaron la lista de donantes a la Guerra Necesaria con más de 800 mil pesos oro. Marta y su esposo Luís Estévez, aun estando fuera de Cuba estuvieron al tanto de los sucesos que ocurrían en la i sla. Desde Europa costearon pasajes y hospedajes para combatientes, enviaron al campo insurrecto municiones, rifles, medicamentos, instrumental quirúrgico…
Ante la noticia de la muerte de Antonio Maceo envía una misiva de dolor y aliento a la dirección del Partido Revolucionario Cubano que radicaba en Nueva York donde afirma: “Ante golpe tan doloroso y en horas como estas no podemos desfallecer, adelante, pongo a disposición 10 mil pesos”.
Inmensa se volvió cuando regresó de París para ver hondear sola en El Morro la bandera cubana y cuando convenció a su esposo a renunciar al cargo de vicepresidente de la República ante el entreguismo de Don Tomás Estrada Palma
Así fue Marta…
Santa Clara la recuerda en el 168 aniversario de su natalicio y aseguro que más allá de que su nombre es sin duda hermoso, en Santa Clara muchas niñas y jóvenes como mi hija lo llevan con orgullo, porque simboliza altruismo, generosidad y patriotismo.