A Omar Prado Delgado, administrador por nueve años de la base productiva, correspondió el alto reconocimiento, un premio que los trabajadores atribuyen a “un ejemplo que mueve montañas, que no repara en el dolor, en enfermedad”.
“Siempre está al lado de su gente, cuando uno me lo imagina está dando guataca, haciendo esto o aquello”, confesó emocionado Jesús Milián (Pipe), secretario de la sección sindical de una de las UBPC cubanas con mayores rendimientos cañeros promedios por hectárea, exactamente 77 t, muy por encima de la media nacional, estimada en unas 47.
“Ningún sistema productivo rinde lo que puede sin riguroso control, sin vigilar y participar de los procesos”, asegura Prado Delgado y su estilo de trabajo acaba de ser recompensado.
Omar se define como un hombre de surco. “No estoy hecho para una oficina, para andar entre papeles, no fallo a mis responsabilidades, solo cumplo lo mejor que puedo y salgo corriendo a lo que me gusta, la tierra, esa es mi vida, sentir mis manos en cada hectárea de caña sembrada. No sé vivir sin el campo, no puedo…”, dice con auténtica franqueza.
“En el Congreso, si me lo permiten, diré las cosas exactamente como las pienso. Las administraciones que triunfan, los colectivos que triunfan son los que colocan al sindicato en el lugar de preferencia que merecen. Sin esta alianza, incluidas las contradicciones, no hay posibilidad ninguna de éxito”.