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¿Televisión? De eso sí se habla

paquita_libro-television¿Televisión? De eso sí se habla no es un libro cualquiera, porque no cualquiera se atreve a escribir con seriedad sobre televisión. Y eso es lo que ha hecho Paquita Armas Fonseca: muy seriamente ha ido sumando algunas de las opiniones vertidas por ella en diferentes medios y en una compilación sabia conduce nuestra memoria por momentos recientes de lo acontecido en la llamada pantalla chica.

Paquita no ataca, Paquita desnuda los programas, los pasa por los Rayos X de su aguda mirada, los revisa y diagnostica. Si hiciéramos un parangón con la ciencia médica, Paquita sería una especialista clínica.

Cuando yo la leo me divierto, porque ella muestra qué es la investigación para escribir sobre nuestra TV.

Paquita Armas investiga, pregunta, indaga, antes de emitir una opinión. Ahí radica la diferencia. Cuando escribe, ya ha escuchado las diferentes fuentes.

Sus trabajos críticos sobre programas específicos, o sobre eventos cubiertos por nuestra televisión, no laceran. A algunos les puede parecer cruel o dura una crítica, pero yo no lo creo. Su palabra escrita nos obliga a reflexionar. Cuando se decide a escribir, lo hace con la mirada aguda del televidente.

He dicho públicamente que acojo cualquier crítica hecha con respeto. Cuando el que es feliz con lo que hace, que es mi caso, siente que una crítica no es respetuosa ni reflexiva, los primeros deseos son los de responder. La responsabilidad social nos obliga a no hacerlo, sino a pensar con sangre fría.

Las críticas las hacen individuos, sujetos, por lo tanto, siempre es subjetiva. Por mucha objetividad que se pretenda, la dosis de subjetivismo siempre es alta. Más en el caso de la televisión.

Dije una vez: en Cuba hay once millones de gustos en cuanto a televisión se refiere. Por lo tanto, debemos apoyarnos en la crítica respetuosa para intentar hallar el justo medio de cumplir con nuestra responsabilidad.

Yo tengo una relación difícil, pero muy limpia, con Paquita. Ella me llama, y cuando la conversación comienza con la palabra corazón, de inmediato sé que detrás vendrá una andanada de criterios sobre la programación del día anterior. Pero, desde mi actual posición, le doy toda la información que puedo para que su crítica sea lo más objetiva posible dentro de la subjetividad a la que aludía.

Hace algunos años se hablaba del intercambio epistolar. Paquita y yo tenemos un intercambio epistolar electrónico. Guardo todos y cada uno de los correos como reliquia invaluable. Para la historia, cuando ya no esté donde me tocó estar, quedarán las respuestas siempre respetuosas a esa periodista de digna estirpe.

Yo les recomiendo este libro. Y se lo recomiendo sobre todo a los que trabajamos en el medio, así como a los periodistas que hacen ahora sus pininos en la crítica televisiva. Aprendan de Paquita, beban de esa sapiencia que también es resultado de años de labor cotidiana. Y sobre todo, aprovechen su habilidad para el uso de los medios electrónicos.

De lo que pueden estar seguros es que del libro de Paquita, de nuestra editorial En Vivo, se hablará, como también de televisión se habla. Por lo menos, me queda una conversación pendiente con ella, que podrá ser en persona, tomándonos un café que aún me debe, o con nuestro intercambio público-secreto a través de la red de redes.

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