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Una herida centenaria

La Base Naval de Guantánamo. Foto: Tomada de Cubadebate.

La Base Naval de Guantánamo. Foto: Tomada de Cubadebate.

La Base Naval de Guantánamo. Foto: Tomada de Cubadebate.
La Base Naval de Guantánamo. Foto: Tomada de Cubadebate.

En ocasión de cumplirse el próximo 3 de diciembre, el 110 aniversario de que Estados Unidos ocupara por la fuerza una porción del territorio cubano en la bahía de Guantánamo, organizado por el Instituto de Historia de Cuba (IHC), tuvo lugar el taller  110  Años de la Base Naval de Guantánamo, en la sede de esa institución, en La Habana.

La convocatoria reunió a especialistas y estudiosos de esa temática, quienes intercambiaron acerca de las implicaciones que para la isla tiene la indeseada presencia de ese enclave militar en su territorio, y sus impactos dentro y fuera de ella.

En las palabras de presentación, el Presidente del IHC y miembro de la Academia de la Historia de Cuba, licenciado René González Barrios, señaló:

“La Base Naval de los Estados Unidos en la bahía de Guantánamo, representa un absurdo estratégico, militar y político. Perdida su importancia con el paso de los años, la instalación, la más antigua en ultramar y única establecida en un país con el cual no mantiene relaciones diplomáticas, se yergue hoy como radiografía de la esencia misma del imperio y termómetro de sus verdaderas intenciones con la humanidad.

“No se trata de una herencia lúgubre de la Guerra Fría. Es un puñal herrumbroso, clavado en lo más hondo del sentimiento de una nación, sin otra intención que humillar a sus hijos y mantener latente un foco de tensiones, utilizable en cualquier momento como pretexto de agresión. La Base Naval de Guantánamo es un ‘Maine’ detenido en el tiempo”.

Más adelante, González Barrios especificó que la realización de este taller no se pretende realizar un recuento detallado del  surgimiento e historia de la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo, ni se trata de un intento por revivir tensiones, sino de “una actualización necesaria, de reflexión colectiva, sobre una ofensa no reparada y un imperativo de justicia”, porque la instalación “genera en el pueblo cubano un profundo sentimiento de rechazo”.

Allí se habló del indebido uso que Estados Unidos ha dado siempre a la ilegal estación imperial, de las implicaciones que esta ha tenido para la vida económica, política y social de los cubanos, en especial para las poblaciones de Caimanera y Guantánamo; del fomento y apoyo dado desde allí a organizaciones contrarrevolucionarias; de su utilización como campamento de emigrantes ilegales —cubanos y haitianos—, y del establecimiento de una cárcel a la cual el Gobierno estadounidense trasladó cientos de detenidos en su denominada guerra contra el terrorismo.

Igualmente se refirieron a los grandes esfuerzos que la isla ha tenido que realizar para mantener allí una fuerza militar capaz de garantizar la soberanía e integridad del territorio no ocupado; de las cientos de miles de provocaciones  o agresiones de que han sido objeto las tropas cubanas allí destacadas, cuya máxima expresión son el asesinato de Ramón López Peña, en 1964, y Luis Ramírez López, dos años después, por proyectiles procedentes de la base.

Un momento especial resultó la intervención del doctor Jonathan Hansen, historiador y profesor de la Universidad de Harvard, quien expuso los resultados de su investigación sobre la base.

Entre otras cuestiones, el doctor Hansen afirmó que la ocupación de Guantánamo en 1898, solo fue la continuación de lo que querían los estadounidenses con respecto a Cuba de los años del 1700.

Precisó el académico que Guantánamo fue la primera fruta recogida de la cosecha de recursos, territorios y mercados, según Estados Unidos para sustentar el avance de la libertad y la democracia, que la ocupación  de Guantánamo marcó la planificación de la política exterior norteamericana, que dura incluso hasta nuestros días.

 

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