Uno de los que llegó al central-refinería Ecuador, de la provincia de Ciego de Ávila, cuando el guarapo estaba «amargo», fue el ingeniero químico Jorge Pablo Santana Hernández: “La contienda de 1994 fue catastrófica con 8 % de rendimiento industrial, 40 % de tiempo perdido y otros resultados negativos, pero nos enfrentamos a los problemas y sacamos a flote el ingenio”, rememora y comenta que luego fue designado para dirigir un central en la zona oriental del país.
Tropieza con la misma “piedra” en el 2010: “Este resultó el último año endemoniado en el Ecuador con 15 millones de pesos de pérdidas económicas, aunque también un tiempo muy bien aprovechado porque comenzamos a multiplicar la comunicación, hablando claro con la gente, poniéndonos metas fuertes, sin darnos brillo con los triunfos”.
Así, día a día purgando los sinsabores, los azucareros del municipio avileño de Baraguá, transformaron a su refinería en la mejor de Cuba, desde el 2011. Mientras que el central ha sido nacionalmente el líder en el aprovechamiento de la capacidad de molida, en las dos últimas contiendas.
En la campaña que concluyó en abril pasado, de igual forma que las dos anteriores, se convirtió todo el azúcar crudo en blanco o refino, con más de 58 mil toneladas producidas, cifra muy superior al plan.
Menciona el director del coloso Ecuador, entre las principales conquistas del pasado trienio período evaluado para el otorgamiento a este colectivo del Premio Nacional Álvaro Reynoso 2013 a la Excelencia Técnica, concedido hace unas horas por la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba , el haber incrementado a más de 20 mil pesos la productividad anual por trabajador.
De acuerdo con el criterio de Santana Hernández, se pronostica cerrar el 2013 con unos 18 millones de pesos de utilidades.
La fortaleza de una cercana contienda
No solo tienen como motivaciones allí, para enfrentar una nueva zafra, el haber ganado el mencionado premio nacional y el Sello 70 Aniversario de la Central de Trabajadores de Cuba. El 22 de julio pasado abrió las puertas cerca del ingenio, una escuela para los trabajadores de las cuatro fábricas de azúcar del territorio avileño.
Marcelino Agüero Petgrave enseñó y aprendió en el aula. “A pesar de llevar 20 años como operario de calderas, conocí en el curso cómo sacarle más eficiencia a los generadores de vapor con vistas a ahorrar combustible y lograr rapidez en las operaciones, máxime que tenemos una caldera de 60 toneladas, estamos montando otra similar y reparando las de 45, para generar en grande”.
Subraya Agüero que “desde hace tiempo nos ocupamos de preparar aquí a los obreros y técnicos de menos experiencia, pero no como en la actualidad con la metodología, los medios audiovisuales y las comodidades del nuevo centro.
“Antes a mitad de zafra el central se quedaba casi vacío, hoy muchas personas quieren trabajar aquí, los que estamos pretendemos aprender y aportar más, pues ‘pegamos’ fuerte, pero también ganamos. En la contienda pasada yo promediaba mil 200 pesos quincenales más la estimulación en divisa, en los tiempos malos no llegaba a los 140 en moneda nacional”.
Los instructores por el departamento de planta eléctrica, Wilfredo Falcón y Roberto García, coincidieron con la opinión de todos los entrevistados, acerca de buscar alternativas para alargar los períodos de clases porque 72 horas es muy poco tiempo para vincular teoría y práctica.
Leyanet Losada Benítez, graduada de un politécnico, quien se adiestra en el central Ciro Redondo, opina que “la escuela tiene excelentes condiciones para las clases y el alojamiento, en locales climatizados; la alimentación y la atención son buenas, y los profesores están muy preparados”.
La atención a los estudiantes procedentes de los centrales Enrique Varona, Primero de Enero, Ciro Redondo y Ecuador, está a cargo de Alexis Cabrera y el personal de prestación de servicios durante el desayuno, la merienda, el almuerzo y la comida. Mientras que del área de alojamiento, se ocupan Naida Martínez, Mérida Oropesa y Omar Peraza.
El período de instrucción concluirá el 30 de noviembre en lo que se considera una sucursal del Centro Nacional de Capacitación Azucarera (Cenca), con vistas a garantizar las pruebas de la maquinaria agroindustrial para la arrancada de la zafra en diciembre, según Miriela Paz y Martha Mendoza, especialistas de cuadro y capital humano, respectivamente.
“Siempre surgen motivaciones para hacer más, este año ha sido la apertura de la escuela uno de esos incentivos, y en la medida que potenciemos esta experiencia, aprovecharemos las oportunidades para ampliar las horas de clases”, explica Jorge Pablo Santana.
“No obstante, hay un alto grado de satisfacción de los participantes y eso me alegra, pues recuerdo los tiempos difíciles de la gran fluctuación de la fuerza calificada que influyó en el deterioro de la industria azucarera.
«La capacitación con mayor rigor comienza a ser una fortaleza para la diversidad de oficios que tiene nuestro sector, cuestión que estoy seguro nos posibilitará vencer los nuevos retos, tales como el crecimiento del rendimiento industrial y la elevación al 85 % del tiro directo a la planta moledora, con vistas a lograr más frescura de la caña y calidad del azúcar”.
En el colegio, exponen sobre una moderna tecnología, disertan acerca de las actuales reparaciones de la maquinaria agroindustrial, con la mira en la cercana batalla de más de 100 jornadas continuas, en la cual los zafreros combatirán para retener la “corona” de El rey del refino que ha conquistado el central Ecuador.
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