La reciente noticia dada por Cubainformación de que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos había confiscado los fondos de la organización no gubernamental británica Cuba Solidarity Campaign (CSC) destinados a la compra de un libro sobre las sanciones económicas contra Cuba, es un ejemplo más de que Washington está empeñado a toda costa en que no se difunda por el mundo la verdad sobre el bloqueo al pueblo cubano que constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos.
Se trata, detalla la fuente, del volumen The Economic War against Cuba. A Historical and Legal Perspective on the U.S. Blockade, publicado por Monthly Review Press, casa editorial basada en Nueva York, en abril de 2013, el cual aborda desde una perspectiva histórica y jurídica el tema del bloqueo y evalúa su impacto en diversas esferas sensibles como la salud.
La reacción del director de la ONG brintánica, Rob Miller fue de asombro, según apunta el reporte: “Se usa una legislación extraterritorial sobre las sanciones económicas contra Cuba para impedir la venta de un libro en el Reino Unido que expone el alcance del bloqueo contra Cuba – dijo-. El carácter ridículo del bloqueo estadounidense se ilustra una vez más con este caso cuando se trata de impedir que los lectores británicos lean un libro publicado por una casa editorial americana”.
Tan arbitraria medida no pudo impedir que el mundo conociera este año, una vez más, a través del discurso del canciller cubano Bruno Rodríguez ante la Asamblea General de Naciones Unidas, los serios perjuicios de esa política genocida que ha persistido durante 53 años y que es capaz de acciones tan bárbaras e inhumanas como ponerle todo tipo de obstáculos al suministro de equipos, dispositivos o medicamentos, a un prestigioso hospital como el William Soler especializado en Cardiología y Cardiocirugía pediátricas, catalogado absurdamente por el Departamento de Comercio como “Hospital Denegado”.
En contraste, EEUU abre de par en par las puertas de la mentira sobre la realidad cubana. Baste decir que durante la actual administración de Obama las emisiones de radio y televisión desde territorio estadounidense hacia Cuba superan las 2 mil horas semanales por unas 30 frecuencias, que interfieren varios canales, lo que constituye una violación del espectro radioelectrónico de nuestro país.
El pasado año, en una entrevista que nos concedió el destacado jurista Rodolfo Dávalos a propósito de la publicación de su libro ¿Embargo o bloqueo? La instrumentación de un crimen contra Cuba, nos afirmó que a despecho del rechazo internacional al bloqueo, este se mantiene prácticamente intacto y los cambios tan mentados por el actual mandatario estadounidense, se limitan a ciertas flexibilizaciones de los viajes a Cuba por parte de los cubanos residentes en Estados Unidos y al envío de sus remesas.
Nos explicó además que en un anexo de su texto donde hace referencia a las prerrogativas del Presidente de Estados Unidos para modificar el bloqueo, ridiculiza esa supuesta “flexibilización” porque demuestra que el mandatario puede adoptar diversas medidas hasta reducirlo a su mínima expresión, pero no lo hace.
“No obstante, afirmó Dávalos, por su carácter arbitrario, injusto, ilegal, criminal, violatorio del Derecho Internacional, y por la condena de que es objeto año tras año por la comunidad internacional en la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo que se impone no es andar con medias tintas sino levantarlo”
Acaba de repetirse la condena de la comunidad internacional contra ese engendro y de reiterarse la disposición de Cuba a avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales y de establecer un diálogo serio, constructivo, en condiciones de igualdad y pleno respeto a nuestra independencia.
Pero el imperio es sordo a todo lo que no sea imponer sus designios sobre su antigua neocolonia. En su prepotencia, se ha quedado nuevamente aislado frente al mundo.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …