A partir del 3 de noviembre se abandona el horario de verano, oscurece más temprano y aumenta la coincidencia entre todos los dispositivos de consumo (alumbrado público, cocción de alimentos en el hogar, producciones del sector estatal): es decir, crece la demanda de electricidad entre las 5:00 p.m. y 9:00 p.m. (horario pico), que progresa sostenidamente en el país y llega a 4 mil MW en ese lapso.
Esto hace necesario utilizar racionalmente la energía, que implica en primer lugar un beneficio económico directamente para el usuario, pero también para la economía nacional: cualquier medida de ahorro local se traduce de inmediato en una disminución de la energía primaria (combustible diésel, fuel oil u otras) empleada por el país en su generación.
En Villa Clara, a pesar de que el plan de consumo energético se comporta favorablemente, organismos como la agricultura, la industria alimentaria y el transporte, incumplen con lo establecido para el horario pico. Otras entidades, aunque se enmarcan en lo estipulado, como fábricas de hielo, dulcerías, procesadora de langosta, carpinterías de aluminio y varios centros recreativos, pudieran trasladar sus servicios para otros momentos.
El ingeniero Hariam Martín Suárez, especialista principal de regulación de carga del territorio, explicó que existen 550 empresas que tienen la posibilidad de conocer cuánto consumen entre las 5:00 p.m. y 9:00 p.m., por lo que pueden hacer acciones de regulación.
Laborar en el horario pico implica que se debe generar mayoritariamente con diésel —el más caro de los combustibles— lo que eleva el costo del kWh.
Desplazar las cargas hacia otros períodos del día, principalmente la madrugada, produce un decrecimiento considerable de la demanda máxima nacional y aumenta la mínima, denominada valle, lo que es también beneficioso, ya que el costo de producción de la energía resulta mucho menor en ese horario a la vez que permite mayor estabilidad al Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
Control en las empresas
Desde el mes de marzo se comenzó la implementación del registro de autocontrol de los servicios eléctricos estatales donde se plasman las autoinspecciones y sus lecturas, así como el resto de los indicadores de eficiencia energética para los consumidores superiores a 3 mil kWh al mes, estrategia conocida como bitácora de la energía eléctrica.
Este método unifica la manera de controlar los indicadores y ha elevado la responsabilidad de la dirección de los centros en función de ellos. En Villa Clara están implicadas 876 entidades de todos los sectores; inspecciones recientes detectaron que 49 presentan problemas.
Resulta significativo que las 148 empresas altas consumidoras de energía eléctrica (electroquímica de Sagua la Grande, planta mecánica, centrales, hospitales, pasteurizadora, etc.) mantienen un control estricto, lo que demuestra que han adquirido con los años cultura energética.
También es imprescindible detectar todos aquellos puntos de ineficiencia que existen y tomar decisiones para eliminarlos.
Existen potencialidades para convertir el ahorro en nuestra principal fuente de ingreso, pero aún los colectivos laborales carecen de una estrategia coherente que sea aplicada, de conjunto el sindicato y la administración, y logre fomentar y evaluar este indicador.
Los aportes concretos no han sido consecuencia de un trabajo colegiado, sino que se han logrado como efecto de medidas administrativas centralmente indicadas, y la evaluación de este tema en las asambleas de afiliados carece de profundidad, además de que muchas veces se confunde ahorrar con dejar de consumir.
Acomodo “doméstico” de carga
El doctor Pablo Roque Díaz, profesor del Centro de Estudios Energéticos y de Tecnologías Ambientales de la Universidad Central de Las Villas, considera que también puede realizarse un acomodo “doméstico” de carga, el cual “consiste en la planificación racional del momento en que se conectan y desconectan los equipos eléctricos, a fin de no sobrecargar las plantas generadoras, las líneas y sus componentes principales”, aclaró.
“Al apagar las luces y otros equipos eléctricos innecesarios en el horario pico estaríamos aplicando una medida elemental de acomodo de carga. Si en cada uno de los más de 2 millones y medio de hogares del país apagamos un tubo fluorescente de 20 W, reduciríamos la demanda nacional en ese momento en nada menos que en 50 MW, aproximadamente la sexta parte de la capacidad de generación de la conocida central termoeléctrica Antonio Guiteras.
“Existen otras variantes, por ejemplo, si debe preparar comida para varios días (frijoles), tratar de hacerlo en otros horarios; si es algún alimento que ha de consumirse frío, elaborarlo lo más temprano posible; reserve la cocción para los que se sirven calientes”, puntualizó.
“Debe evitarse conectar varios equipos a un mismo conductor, la corriente que circulará será la suma de las que cada uno gastaría si trabajara solo, con lo que se puede sobrepasar la capacidad segura de la instalación eléctrica. Es preferible escalonar su utilización en el tiempo, de manera que no se sobrecarguen las líneas de la instalación doméstica.
“Además, hay labores que pueden realizarse en otro momento, como bombear agua, emplear la lavadora o la licuadora, e incluso, puede ser una buena práctica desconectar por un rato (el más crítico) el refrigerador o cualquier otro equipo consumidor que se encontrara trabajando.
“Cuando se vayan a efectuar varias operaciones de cocción con un mismo equipo, por ejemplo la hornilla eléctrica, es preferible preparar los ingredientes y organizarlas todas para que pueda comenzar la siguiente inmediatamente después de que haya concluido la anterior, sin pausas entre ellas, con lo que tendrá una sola acción de calentamiento”, aseguró.