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Meta incumplida, pero…

Debe decirse sin rodeos: la meta de Cuba en el XVII Campeonato Mundial de Boxeo no fue cumplida. Eso, en otras palabras, significa que la espera por un nuevo triunfo por países se extenderá al menos dos años más, quizás hasta la temporada del 2015 cuando se cumpla justamente una década de la última coronación (Mianyang 2005).

Varios aspectos se juntaron para impedir que la comitiva dirigida por Rolando Acebal retornara a casa con el trofeo de monarca: ante todo, la innegable calidad del equipo de Kazajstán, su condición de sede, el apoyo de su afición y más de una vez el favor de los jueces.

De nuestro lado, el hecho de que solo Lázaro Á. Estrada (60 kg) y Julio C. La Cruz (81 kg) consiguieran llevarse las fajas de campeones, como mismo hicieron hace dos años en Bakú. Ya sabemos que hizo falta más oro para saborear la victoria colectiva.

Yasniel Toledo (64 kg) volvió a quedar en plata, al no poder con una final que parecía hecha a su medida, ideal para sumar ese gran éxito que se debe y nos debe desde hace bastante. A Yosbany Veitía (49 kg) le sucedió similar: perdió por plata ante un hombre competente, a la postre campeón, pero distante de ser un virtuoso. El espirituano no hizo la pelea adecuada, le faltaron herramientas en el momento cero y se perdió una disputa dorada que le sería mucho más asequible.

Arisnoidys Despaigne (69 kg) sobrecumplió su encargo por la clásica milla: enfrentó la lid pese a ingresar en los planes de los técnicos a última hora, se plantó con frescura y clase ante sus oponentes, y avanzó hasta una final que ciertamente le quedó grande, de seguro por la carencia de fogueo al más alto nivel. Resalto de este muchacho su gallardía para demostrar que cuando se cae una torre (y habló del campeón olímpico Roniel Iglesias) hay que levantar otra como sea.

Robeisi Ramírez (56 kg) y Erislandi Savón (91 kg) quedaron lejos de lo esperado y ello limitó las aspiraciones del elenco nacional. Según la jefatura de la delegación ambos fueron perjudicados por los jueces, como mismo les ocurrió a Gerardo Cervantes (52 kg) y Yohandi Toirac (+91 kg), valoraciones que doy por ciertas ante la imposibilidad de apreciar lo sucedido en directo o mediante la transmisión televisiva.

Solo espero que la Federación Cubana de Boxeo haya presentado formal protesta ante la AIBA, tomando en cuenta que cuatro de sus hombres habrían sido eliminados injustamente. Tal escándalo no admitiría una conducta diferente por parte de nuestra delegación.

De todas formas, y pese a fallar en el intento de recuperar la cima, esta incursión mundialista debe valorarse de positiva en tanto confirma la paulatina recuperación del boxeo cubano. Se aspiró públicamente al primer lugar del certamen, se ganó el mejor botín desde la edición de Milán 2009 y se mostró un equipo de calidad, liderado por estelares y jóvenes cada vez más consagrados.

Por ese camino podríamos llevarnos “el gato al agua” en el 2015, mas ese deseo tiene que compartirse más allá del equipo nacional y traducirse en un superior apoyo al buque insignia del deporte cubano.

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