Este año, la Real Academia Sueca de Ciencias reconoció con el Premio Nobel de Física al belga François Englert (81 años) y al británico Peter Higgs (84 años), quienes hace más de medio siglo constataron la existencia de la partícula de Higgs.
Englers y Higgs, quienes se repartirán los 915 mil euros del galardón, reciben el premio por el descubrimiento teórico de un mecanismo que contribuye a la comprensión del origen de la masa de las partículas subatómicas y que, recientemente, fue confirmado por el descubrimiento de la predicha partícula fundamental mediante los experimentos Atlas y CMS en el gran colisionador de partículas [LHC] del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN).
Esta teoría es una parte central del denominado Modelo Estándar de física de partículas, que describe cómo está hecho el mundo, desde las personas a las flores, los planetas o las estrellas, con un puñado de partículas elementales y las fuerzas de interacción entre ellas.
“Todo el Modelo Estándar reposa sobre la existencia de un tipo especial de partícula, la partícula de Higgs, que se origina en un campo invisible que permea todo el espacio. Incluso cuando el universo parece vacío, este campo está ahí. Sin él, no existiríamos porque es mediante su contacto con el campo como las partículas adquieren masa y la teoría propuesta por Englert y Higgs describe este proceso”, explican los académicos suecos.
Para explicarlo más fácilmente: si ese campo fuera agua, las partículas que tienen masa la adquirirían al nadar por ella, de manera que las más ligeras serían como pequeños peces que se deslizan fácilmente y las más pesadas como animales de mayor tamaño que tienen que vencer más resistencia. El físico Alberto Casas añade en este símil que cuando el agua se agita se forman olas y que el bosón de Higgs sería como esas olas que se pueden apreciar, mientras que el agitador sería el acelerador de partículas LHC.
Con información de El País y Nobelprize.org