“Si hasta hace un tiempo la no ejecución de los presupuestos para seguridad y salud del trabajo se debía —fundamentalmente— a la falta de medios de protección individual, hoy estos existen y la accidentalidad está más asociada a fenómenos organizativos y de conducta del hombre”, destacó Gisela Duarte Vázquez, a cargo de la esfera de asuntos sociales de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
La ejecución de los presupuestos, de primer orden en el propósito de disminuir una accidentalidad que solo en el pasado semestre provocó el fallecimiento de 41 trabajadores, se erige hoy en asunto de carácter prioritario en el quehacer del movimiento sindical cubano.
Al respecto, Duarte Vázquez, miembro de la Comisión Organizadora del XX Congreso de la CTC, enfatizó que el sindicato debe estar presente en cada momento de la seguridad y salud del trabajo en los centros laborales, “de ahí que su participación en esa materia se inicie desde el levantamiento de riesgos, desde que se determinan cuáles medios de protección son necesarios”, dijo.
“El pasado año el financiamiento para medios de protección ascendió a unos 42 millones de CUC, de los cuales se ejecutó el 92,4 %, y para el actual, se destinaron 44 millones, con una ejecución del 60 % al concluir el mes de septiembre”, indicó la dirigente sindical.
Subrayó que ese comportamiento es satisfactorio, y constituye el nivel de cumplimiento más alto de la última etapa. “Aun así, y a pesar de la prioridad en su aprobación en los distintos organismos, no todo es color de rosa, pues existen problemas de calidad y durabilidad en esos medios y hay sectores —tabacalero, por ejemplo— con una baja ejecución”, puntualizó.
Por el contrario, Azcuba y la Construcción, ambos con evidentes dificultades en años anteriores, logran este año satisfacer sus proyecciones de utilización de ese financiamiento.
Toda vez que tales partidas incluyen —además de medios de protección individual— ropa y calzado, alimentación, inversiones y mantenimiento, Duarte Vázquez destacó el papel del movimiento sindical en la creación de mejores condiciones de trabajo en los centros laborales.
Disminuye accidentalidad, no los fallecidos
“La accidentalidad laboral ha disminuido con respecto al 2012, sin embargo en cuanto a los fallecidos el comportamiento es similar. En el primer semestre de ese año hubo 42 muertes, mientras que en igual etapa del 2013 el número de víctimas fatales ascendió a 41, con destaque para Transporte (8), Agricultura (5) y Azcuba y MICONS, con 4 per cápita; en el orden provincial solo Santiago de Cuba no tenía que lamentar ningún fallecido.
“De ese total —dijo— 12 se produjeron por accidentes de tránsito; pero llama la atención que el 62 % de los accidentes se relacionan con la conducta del hombre y un 12 % con asuntos organizativos o técnicos”.
Al valorar tales estadísticas, nuestra entrevistada refirió la responsabilidad sindical en todo el andamiaje de la seguridad y salud laboral, “pues tenemos que trabajar persona a persona para que se cumplan las normas y regulaciones, independientemente de las obligaciones administrativas”, advirtió.
Los accidentes laborales constituyen un verdadero flagelo y a pesar de que han disminuido significativamente las lesiones, esos percances acumulan un promedio anual de 90 fallecidos desde el 2008, destacan las estadísticas.
Finalmente Duarte Vázquez sostuvo que el movimiento sindical tiene que profundizar su labor en este campo, elevar su exigencia con todo lo establecido y lograr que los presupuestos y su ejecución en tiempo y forma se discuta en las asambleas de afiliados, el lugar natural para el análisis de todo lo concerniente a los trabajadores.