Icono del sitio Trabajadores

Fútbol en Cuba: mucho más que deporte

Santiago Prado ofrece en su libro una visión que sobrepasa el tema deportivo y entiende el fútbol más allá del terreno de juego.
Santiago Prado ofrece en su libro una visión que sobrepasa el tema deportivo y entiende el fútbol más allá del terreno de juego.

Septiembre de 1907 vuelve a ser noticia en La Habana más de un siglo después, rescatado como la piedra angular en la práctica del fútbol en Cuba a través de las páginas que el investigador Santiago Prado Pérez de Peñamil dedica a la práctica de este deporte en su libro El fútbol y los clubes españoles de La Habana, 1911-1937; volumen presentado este 3 de octubre en la sede de la Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba.

Por aquella fecha, en los albores de la República, fue creado el Sport Club Hatuey, primer equipo oficial de su tipo en el territorio nacional y que sirvió para que los procedentes de la península ibérica recuperasen una parte de los espacios de sociabilización que iban cediendo ante el empuje de la cultura anglosajona que invadía Cuba por entonces.

Prado Pérez de Peñamil no se limita a tratar cronológicamente la evolución que tuvo la práctica del balompié —traducción exacta al castellano del término football—. Afortunadamente para quienes tengan la posibilidad de encontrar este volumen de la editorial La Fuente Viva, de la Fundación Fernando Ortiz, su autor hace un análisis del contexto socioeconómico y cultural de la sociedad habanera en la etapa, y su lógica influencia en este extendido deporte.

La presentación de la primera edición del título se honró con la presencia de la Cónsul del Reino de España, la señora Leticia Pico, y del presidente de la Fundación Fernando Ortiz, el destacado intelectual cubano Miguel Barnet; así como de historiadores del deporte y aficionados al tema.

Según el propio autor. “el fútbol sirvió para movilizar, recuperar los espacios de socialización entre los emigrados de España para la defensa de su identidad cultural”. Era como tener a la Madre Patria en la nueva casa, un sentimiento del cual los emigrados españoles jamás pudieron desprenderse, y que parece ser genéticamente transferible.

Asistimos a una muestra del impacto cultural que tuvo el fútbol en el asentamiento de emigrados españoles en las primeras décadas del siglo pasado, lo cual significó la reconstrucción de una hispanidad fuera de las fronteras físicas y el reacomodo de tradiciones  al nuevo entorno de vida.

Lo cierto es que este libro presenta una mirada renovadora a la práctica de deportes en la sociedad cubana de principios del siglo XX. Temas como el amateurismo y el profesionalismo dentro de los equipos de fútbol habaneros, los encuentros entre clubes cubanos y extranjeros, el arraigo de tradiciones culturales y étnicas entre sus practicantes, son centrales en el desarrollo de la investigación que se pone al alcance del lector.

Alejándose del carácter anecdótico y tecnicista, que por lo general predomina en este tipo de texto, Prado consigue una visión amplia de un proceso socio-cultural muy complejo, impregnado de un fuerte matiz nacionalista y encaminado a recuperar la centralidad de la comunidad hispana en la urbe habanera.

Entender el fútbol como mecanismo de sociabilidad y fijador de la nacionalidad ibérica es el principal giro dentro de la investigación y abre un camino prácticamente inexplorado por los investigadores del tema. El propio autor adelantó durante la presentación que, debido al interés del asunto y su riqueza, planea continuar con una segunda etapa del trabajo iniciado, la cual estará dedicada esencialmente a la cubanización del fútbol a partir de la década de los años 30.

“No creo que el interés del fútbol hoy entre nuestros jóvenes se deba esencialmente a la tradición futbolística cubana. Más bien está marcada por la publicidad de las grandes ligas europeas y la imagen de magníficos jugadores. Desgraciadamente, hoy no contamos con un referente directo en el país, y hemos casi olvidado los que una vez tuvimos”, explicó Santiago Prado.

Ante la pregunta de si podrían este tipo de investigaciones despertar el interés de los cubanos por el pasado de un deporte que tanto arraigo tuvo en nuestra sociedad, Prado añadió: “Ojalá sea así, y que los deportistas y fanáticos tengan la oportunidad de buscar referencias propias en su historia, sin tener que salir a buscarlas fuera”.

El fútbol nació en Cuba, de manera organizada, en septiembre de 1907. Más de un siglo después Santiago Prado nos propone desandar los orígenes y causas que permitieron su ascenso en el gusto popular; es una oportunidad espectacular, un chance de viajar por la historia de un deporte que, al parecer, también heredamos genéticamente.

Compartir...
Salir de la versión móvil