Emanaciones de gases tóxicos, elevadas temperaturas, excesivos ruidos y gran cantidad de polvo son, entre otros, riesgos a los que están sometidos a diario los trabajadores de la industria del níquel, ubicada en el municipio minero-metalúrgico de Moa, en el nordeste de la provincia de Holguín.
Por eso en esta rama de la economía cubana, en la cual descansa uno de sus principales rubros exportables, resulta imprescindible priorizar todo lo relacionado con la salud de los integrantes de cada colectivo obrero, en especial de los vinculados directamente a la producción.
Lo primero que se realiza es un chequeo médico preempleo, de carácter obligatorio, en las diferentes entidades productivas, con el objetivo de evitar el ingreso de personas que presenten problemas de salud, proclives a enfermarse al entrar en contacto directo con un medio nocivo.
Quienes laboran de forma permanente, tanto en las minas como en las diferentes plantas, son sometidos a un chequeo médico anual, dirigido fundamentalmente al control de los riesgos, pues incluye pruebas como la funcional respiratoria y acústica para los que están expuestos al polvo, los gases y el ruido.
Las empresas productivas de este sector cuentan con servicios propios de consultas especializadas, así como de prevención que reciben a trabajadores de áreas peligrosas como hornos, secaderos, recuperación y cobalto, calcinación y sínter en el Profilactorio Nacional Obrero y el Instituto de Medicina del Trabajo.
En la Che Guevara
La empresa niquelífera Comandante Ernesto Che Guevara, una de las dos dedicadas a la producción del preciado metal, constituye un ejemplo elocuente de cuánto se puede hacer a favor de la salud de los trabajadores y, sobre todo, en la prevención de enfermedades profesionales.
La licenciada Gloria Landa Aquiles, especialista de salud ocupacional de esta entidad, dijo que el empeño fundamental está dirigido a evitar la aparición de enfermedades y la educación sanitaria de los trabajadores, de modo que adquieran conocimientos sobre los riesgos existentes y de lo que pueden hacer para minimizarlos.
“No hacemos nada con tener un buen puesto médico, con variados servicios y atenciones, si quienes laboran dentro de la fábrica o en las minas no ganan conciencia de los peligros a que están expuestos, usan los medios de protección, se cuidan y acuden al médico ante el menor síntoma de un trastorno de salud”, sentenció.
Además de consultas médicas y servicios de enfermería, el centro asistencial de la Che Guevara dispone de laboratorio, salas de fisioterapia, estomatología, observación y pruebas funcionales respiratorias y de audiometría, en correspondencia con la prioridad concedida al cuidado de sus obreros.
En esta empresa se han identificado dos tipos de enfermedades profesionales, que son las neumoconiosis del tipo silicosis provocadas por la aspiración excesiva de polvos de sílices, y las hipoacusias neurosensoriales, debido a la exposición continuada a ruidos por encima de los límites permisibles.
La especialista de salud ocupacional informó que los primeros reportes de estos padecimientos tuvieron lugar en el año 2002, con la implementación de estudios generalizados, y hasta la fecha se han diagnosticado siete casos de neumoconiosis y cinco de hipoacusias, un nivel bajo en un colectivo de más de 3 mil trabajadores.
Abilio Pupo Rosales, operador de la planta de secaderos y fundador de la fábrica, dijo: “Yo llevo 28 años de labor ininterrumpida y apenas me he enfermado, a pesar de lo duro que es el trabajo. Claro, por nosotros se preocupan, nos hacen chequeos médicos, nos llevan al profilactorio de La Habana y los jefes son bastante exigentes con el uso de los medios de protección”.
Otros riesgos
Los obreros del níquel también están expuestos a accidentes del trabajo y pueden padecer con mayor frecuencia de enfermedades comunes como las pulmonares obstructivas crónicas, sacro- lumbalgias y bursitis, a causa de la aspiración de sustancias nocivas, el gran esfuerzo físico y la nocturnidad.
La ingeniera Beatriz Taño, directora de seguridad, salud y medio ambiente, dijo que en correspondencia con esta situación mantienen actualizado el plan de riesgos laborales por puestos de trabajo, confeccionado según las normativas de la Resolución 31 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
“Nosotros no solo tenemos identificados los equipos requeridos para cada puesto y contamos con suficientes recursos financieros, sino que los empleamos en la adquisición de cascos, guantes, espejuelos, máscaras, botas, petos y overoles, y exigimos por su utilización, pues quien no lo haga es penalizado”, puntualizó.
Lo mismo en la Che Guevara como en la Moa Níquel S.A. Pedro Sotto Alba, la otra entidad productora, se realizan inspecciones periódicas para comprobar el estado de los medios y las medidas de protección.
Un gran impacto, tanto para los trabajadores como la población del municipio y el medio ambiente, tiene la instalación de filtros, sustitución de equipos defectuosos y la supresión de salideros, que contribuyen a reducir la contaminación por sustancias químicas y minerales.
Aun cuando queda mucho por hacer en materia de protección y disminución de riesgos, siempre presentes en un proceso tan complejo y necesario para la economía, no hay dudas de que todo lo concerniente a la salud y el entorno se mantiene en el punto de mira en la industria cubana del níquel.