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Fecunda espera

f_museo-nacional-de-la-musicaA pesar de la lenta marcha de las obras constructivas en Capdevila (número 1), que devolverán a Cuba un Museo Nacional de la Música (MNM) ampliado y a tono con los tiempos que corren, los investigadores de la institución han continuado sus pesquisas sobre la base de las cuales intentarán una visión más profunda de esta parte de la historia insular.

Desde su sede transitoria en Obrapía 509, entre Villegas y Bernaza, prosiguen divulgando el patrimonio que atesoran. A la par, siguen enriqueciéndolo con saberes, documentos, instrumentos musicales y objetos de diferente tipo que devienen fuentes para conocer el pasado.

Y es que si ineludible resulta mencionar, por ejemplo, a Sindo Garay (1867-1968) en el devenir de la trova cubana, ningún espacio mejor que el Museo para preservar (y mostrar) imágenes y pertenencias del hombre, casi analfabeto, que eternizó aquello de “la luz que en tus ojos arde…”.

Y esa es una de las funciones de los museos: humanizar a los protagonistas de la historia y de paso, catalizar la certeza de que ella es el resultado de un constructo atado a las circunstancias de quien la cuenta.

Por buenos rumbos anda entonces la institución, que desde el aparente reposo que les permite la temporalidad de una sede,continua pensando cómo hacer más dinámica y participativa su labor.

Prueba de ello es la exposición que desde el pasado martes exhiben en Obrapía.

Allí muestran algunos de los posibles contenidos de la sala permanente que destinarán a la música campesina: “En este espacio —comentó a Trabajadores Osmani Ibarra Ortiz, jefe del departamento de Museología del MNM— se intentará resumir el devenir histórico del punto cubano y de otras músicas”.

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