Por María de las Nieves Galá y Alina M. Lotti
A Jorge Nortun lo nuevo no le asusta. Quizás en esa filosofía de vida radique su certeza de que va a triunfar en el proyecto que se avecina: la transformación de la cafetería Tropical en una cooperativa. Su trayectoria de 35 años en el sector del comercio y la gastronomía le permiten asegurar: “Nunca he visto a alguien que venda comida y quiebre”.
Ubicada en la céntrica intersección de las calles de 12 y 21, en el Vedado, Tropical es un sitio que pasa casi inadvertido para el transeúnte, pues sus ofertas no son llamativas, aunque los precios son asequibles.
Con una imagen poco atractiva, necesitada de pintura, mobiliario y utensilios adecuados para ese tipo de labor, el centro es una de las 19 entidades del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) que pasarán a cooperativas —de ellas, 10 en la gastronomía y nueve en los servicios personales y técnicos—, a partir del 1º de octubre.
Según declaró a Trabajadores Mirurgia Ramírez Santana, directora de Servicios Personales y Técnicos de Uso Doméstico, de ese ministerio, en la experiencia estarán vinculadas las provincias de La Habana, Pinar del Río, Artemisa, Ciego de Ávila y el municipio especial de Isla de la Juventud.
Añadió la funcionaria que como antecedente en el sector están las 101 cooperativas de mercados agropecuarios, las cuales comenzaron a funcionar en el mes de julio. “El balance general es positivo, y por ser la primera prueba ha salido bastante bien.
“En la esfera de la gastronomía hay cafeterías, un bar y un centro nocturno. En tanto, en los servicios, dos talleres del Programa de Ahorro Energético, una reparadora de calzado, tres atelieres y un autoservicio.
“Todas las unidades ya tienen la autorización del consejo de la administración para constituirse como cooperativas y realizaron el depósito del aporte dinerario de los socios en el banco. En estos momentos se encuentran en el proceso de inscripción ante el notario para posteriormente presentarse ante el registro mercantil, y adquirir personalidad jurídica propia. Antes de comenzar a funcionar deben haber concluido los contratos con los proveedores de servicios (electricidad, agua, teléfono) y de productos.
“A partir del 25 del presente mes, las direcciones de comercio de estas provincias empezarán a realizar una revisión en cada territorio para verificar que estos contratos estén firmados, así como otros pasos previos, los cuales deben cumplirse para que la cooperativa pueda funcionar con toda la independencia que requiere”, acotó.
Al referirse al proceso constitutivo expresó que los socios eligen, según la cantidad y mediante el voto directo y secreto, al consejo de administración o la junta directiva. “Las cooperativas tienen su órgano de control. Deben ser compañeros de capacidad, con nivel de organización y gestión y, sobre todo, con prestigio y autoridad ante el colectivo laboral que van a conducir en lo adelante.
“Una vez constituidas, estas asumen todos sus gastos. El Estado no tiene responsabilidad, a no ser el abastecimiento que hasta ese momento recibía y el arrendamiento del inmueble o de aquellos medios de transporte y otros equipos”, explicó Mirurgia.
Libertad para elegir proveedores
En el sector del comercio y la gastronomía han existido muchas trabas que dificultan el proceso comercial. “Para hacer un sándwich, por ejemplo, ahora no podemos comprar el pan de diez pesos, ni agregarle lechuga u otro producto; debemos regirnos por una carta técnica. Otro elemento, es que contamos con una máquina para hacer frozzen, pero la fábrica de barquillos está parada. Sin embargo, cuando empiece la cooperativa compraremos lo necesario a fin de aumentar las ventas”, expresó Jorge Nortun.
Al igual que Tropical, El Recodo, también en el Vedado, será otra de las cafeterías que comenzarán a regirse por el nuevo sistema de gestión. Oliver de Armas Estrada, su administrador, con diez años en el sector de la gastronomía, domina los principales aspectos de la experiencia, pues según afirmó, los directivos de los centros han sido capacitados en materia laboral y económica.
“La empresa (unidad básica de Plaza de la Revolución) hizo un estudio respecto al abastecimiento de productos, el cual debe mantenerse. En los cigarros y las bebidas los precios son topados, pero en el caso de los comestibles nosotros podremos ponerlos. Esta forma de trabajo nos permitirá ofrecer nuevas ofertas”.
La oportunidad de establecer contratos con diferentes proveedores fue resaltada por Mirurgia. “Los cooperativistas tienen libertad para elegirlos. Si uno no cumple, pueden hacer contratos con otro, y no tienen que esperar una decisión de la empresa”, aclaró.
Pago de arrendamiento puede ser exonerado
Una de las situaciones que más preocupa a los trabajadores es el estado constructivo de los centros. “Hay que decir que se puede exonerar hasta un año el pago del arrendamiento, según lo establece la ley en los casos en que los asociados asuman la reparación. Ya hay lugares donde esto se está haciendo”, subrayó la funcionaria del MINCIN.
Con entusiasmo y muchas ideas para poner en práctica, Nortun tiene el propósito —sin dejar de brindar servicio— de cambiar la imagen del lugar. “Pensamos cerrar el portal, poner mesitas, explotar la ubicación que tenemos. Hay que velar por la calidad”.
Por otra parte, el Instituto de Salud y Belleza Bella II, ubicada en la calle Calzada, esquina a Paseo, en pleno corazón del Vedado —de los siete centros de este tipo que funcionan en la capital— es otro de los lugares que se inscribe en la nueva experiencia.
A unos días del inicio, Trabajadores dialogó con la administradora Adriana Cervantes, quien lleva en la unidad diez años y en el sector más de dos décadas. “Se nos incluyó en el proyecto por los buenos resultados. Ya tenemos las condiciones creadas, aunque afrontamos algunas dificultades constructivas, con algunos techos en mal estado”.
De ahí que Esperanza Suárez, depiladora en ese centro, haya decidido empezar a comprar materiales para asumir la reparación de su área de trabajo. “No podemos dejarlo para después”, aseguró la mujer que desde hace más de tres décadas se dedica a un oficio, en el cual ha ganado profesionalidad y cientos de clientas.
Con 32 trabajadores, la mayoría de ellos mujeres, Bella II mantendrá los servicios de peluquería, manicura, facial, corporal, podología, ejercicios mecánicos, aeróbicos, y según asegura Adriana, en un futuro incluirán otros, como la depilación para el uso de bikinis, de muslos, piernas, brazos y se activará el hidromasaje, el cual ha presentado problemas para su montaje.
“¿Qué me preocupa? Muchísimas cosas, mas estoy segura que vamos a ganar —dijo—. A partir del 1º de octubre tendremos libertad para adquirir equipamiento y los productos que necesitemos. Hoy nos faltan recursos que se emplean en el campo de la belleza”.
No solo una nueva forma de gestión
Como es de esperar, no siempre lo nuevo cuenta con total apoyo. Así, hay quienes se muestran escépticos frente al nuevo modelo de gestión. En El Recodo, por ejemplo, el jefe de almacén, Ramón Román, refirió que se trata de “un proceso complejo, un choque muy fuerte y pronto.
“En la cooperativa todos son socios, pero no todos trabajan igual, ni tienen la misma función. Hay que lograr una unión que no resulta fácil. Para empezar algo como esto hay que tener capital”.
Por su parte, Miriam Martínez, una de las dependientas, aseguró que aún tiene mucho desconocimiento sobre el tema, que no gana mucho salario, por lo cual no está en condiciones de dar el dinero inicial que todos los socios deben aportar. “Voy a esperar a que comience, y si no me da la cuenta me voy”, aseguró.
“Yo no me quedo”, así tan tajante fue el cocinero de El Recodo, Alfredo Ávila. “No me interesa estar entre los primeros que pongan en práctica este experimento. Para que esto sea una cooperativa hay que reparar el centro, y en realidad tenemos muy pocas condiciones para vender con calidad”.
Pedro Víctor Simón Rodríguez, secretario general del Sindicato de Comercio, Gastronomía y los Servicios, explicó a las reporteras la necesidad de seguir insistiendo en la preparación de los trabajadores desde el punto de vista económico y jurídico, porque desempeña un papel fundamental el conocimiento de las leyes.
Resaltó la importancia de las organizaciones sindicales en todo el proceso. “Hay que explicarles bien a los cooperativistas sus derechos, cuál es su papel, qué pueden hacer y cómo contribuir con el buen funcionamiento de la cooperativa”.
En opinión de Mirurgia, la capacitación debe ser permanente y sistemática. “Además, de lo que podamos promover, hay que incentivar que los directivos y trabajadores se autopreparen con las normas vigentes.
“Por ejemplo, las relacionadas con el contrato, pues antes de firmarlo, los interesados tienen que saber qué pueden aceptar, cuáles cláusulas son abusivas, para después realizar alguna reclamación”.
¿Qué preparación han recibido los trabajadores involucrados en ese proceso?
“Donde esta no es buena el personal se queda con mucha incertidumbre y dudas. Se han organizado las acciones a través del centro nacional de capacitación del organismo, dirigidas a los directivos de las empresas de donde se desprenden las cooperativas; a los comités gestores y trabajadores en general. Está diseñada hasta el 2015, dirigida a los integrantes del sector que pasan a formas no estatales de gestión.
“Hay que continuar porque son normas bien complejas, y todos los que intervienen en el proceso deben dominarlas. Solo cambiando el sistema de gestión no ganamos la batalla; debe transformarse también el accionar de los colectivos, sin pasividad o en espera de que lleguen los recursos, o la empresa los traiga. Ahora son todos, decidiendo, opinando y gestionando en aras de un mejor funcionamiento.
“Las consultorías jurídicas, relacionadas con el Poder Popular, participan. Además, el Bufete Internacional trabaja de conjunto con el MINCIN y su área jurídica; en tanto el Ministerio de Justicia y la Asociación de Economistas (Anec) han organizado asesorías. “Presidir una cooperativa implica conocimiento; no pueden haber cuentas por cobrar o pagar fuera de término, pues se les podrían cerrar los contratos y quedarían sin abastecimiento. Sencillamente, irían a la quiebra”.
En relación con el aporte dinerario inicial, ¿cómo debe ser?
“No todos tienen que dar la misma cantidad de dinero. El aporte inicial puede ser distinto, según las posibilidades de cada cual, depende del acuerdo. Sin embargo, todos tienen los mismos derechos y deberes, no habrá un beneficio superior por contribuir con más capital, y eso tiene que quedar claro. Lo que define el ingreso a percibir es el trabajo de cada quien. Debe quedar claro que se están creando cooperativas de trabajo, por lo que todos los socios tienen que laborar en ellas”.
Algunos de los entrevistados tienen preocupación con los equipos de refrigeración…
“La empresa que prestaba esos servicios seguirá brindándolos. Además, para eso pueden contratar a cualquier trabajador por cuenta propia o a otra cooperativa”.
¿Todas funcionarán con precios de oferta y demanda?
“Como principio sí, a excepción de aquellos precios aprobados centralmente, que el Estado considere mantener. Por ejemplo, la reparación de los equipos distribuidos por el Programa de Ahorro Energético mantiene los mismos precios, determinados por el Estado; también continúa el aseguramiento que hasta ahora se les presta a esas unidades. En el arreglo de otros equipos (DVD, lavadoras, radios) ellos tienen que gestionar las piezas, y pueden aplicar los de oferta y demanda.
“En los autoservicios permanece el precio del lavado, pueden bajarlo pero no incrementarlo; el secado y el planchado queda a decisión de la cooperativa. En el caso del calzado ortopédico se conservan los aprobados centralmente para ese servicio”. Todos los precios tienen que estar visibles al público”.
Okinawa ampliará su objeto social
A unos pasos del Prado habanero, el bar Okinawa, en la actualidad con un mal aspecto, tendrá que cambiar necesariamente su imagen cuando se integre al sistema de cooperativas no agropecuarias, donde los ingresos estarán en correspondencia con el servicio y la gestión de cada centro.
Diosmedi Cajigal, su administrador, tiene ante sí una enorme tarea, junto a los cuatro trabajadores que allí laboran. “La idea de formar la cooperativa es buena —aseguró—, ya no tendremos que regirnos por los precios que define el Estado, y otras normas regulatorias”.
Consciente de la necesidad de ampliar su objeto social, el colectivo de Okinawa está entusiasmado con la experiencia. A la venta de cigarros y bebidas tendrá que adicionarle comida, a fin de sustentar la economía del bar y el “bolsillo” de sus trabajadores.
“Ahora no podemos vender alimentos, pero cuando nos integremos como cooperativa el bar solo será una opción más. Tenemos pensado acondicionar el local, comprar manteles para las mesas y adornarlas con copas, platos y otros utensilios propios de un pequeño restaurante. Sin duda, tendremos lo que seamos capaces de buscar.
“Para nosotros es algo nuevo, pero si al cuentapropista le da la cuenta, por qué a nosotros no nos va a ir bien. Este establecimiento va a cambiar, será una cafetería restaurante, con varias ofertas. Pensamos contratar a dos personas más y confeccionar comida en el pequeño espacio que contamos para ello”.
Mirurgia Ramírez aseguró que esta modalidad de trabajo se va a seguir extendiendo en el MINCIN, en actividades generales de la gastronomía y los servicios personales y técnicos. En relación con esto, dijo que no es solo cambiar la forma de gestión.
“El 1º de octubre, el público tiene que ver algo diferente en esos lugares. No pretendemos que cambien por completo, pero se debe mejorar la imagen: pintar las puertas o colocar plantas ornamentales, ramos de flores.
“Estos centros van a estar identificados para que el público sepa que allí se gestiona en forma de cooperativa. No solo es cambiar el precio, también la calidad y prestación de los servicios. Tiene que existir un cambio general en el concepto y en la forma de trabajar, y para ello es importante que los asociados sean conscientes del papel que les corresponde desempeñar como socios de una cooperativa socialista”.