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“Lucha avisada mató al béisbol-softbol”

La 125 Asamblea General del Comité Olímpico Internacional (COI), reunida en Buenos Aires, la capital argentina, acordó este domingo por amplia mayoría que la lucha permanecerá en el programa de las citas cuatrienales.

La pugna por el único espacio disponible para la cita de Tokio 2020 —sede otorgada el viernes último— se resolvió con una votación muy favorable a los gladiadores (49), por encima de la candidatura conjunta del béisbol-softbol (24) y la del squash (22).

De esta manera quedó resuelto el embrollo surgido el pasado mes de febrero, cuando el Comité Ejecutivo del COI excluyó a la lucha del programa principal de los Juegos del 2020 y la mandó a disputar un cupo frente a sus oponentes de esta vez más la escalada, el karate, el wushu, el wakeboard y el patinaje.

Aquel suceso estremeció a la Federación Internacional de Lucha (FILA), que no solo removió a su entonces presidente, el suizo Raphael Martinetti, sino que además emprendió un acelerado proceso de “modernización” de un deporte presente en el escenario olímpico desde la antigüedad.

Las novedades aprobadas por el Congreso Extraordinario de la FILA, en mayo, se centraron en el sistema de reglas, el rediseño de la sala de competencia, la búsqueda de mayores espectacularidad y presencia en los medios de comunicación, el aumento del protagonismo de la mujer y el enfrentamiento a los casos de corrupción y arbitrariedad ocurridos en el pasado reciente.

Sin tiempo para demostrar en la práctica el impacto de todo ello, la FILA superó el examen que el Comité Ejecutivo del COI le realizó a fines de ese propio mes, en su sesión de San Petersburgo, Rusia, pues obtuvo la recomendación para la 125 Asamblea General junto al squash y el béisbol-softbol.

La victoria de la lucha en ese escenario, hace apenas unas horas, ocurre antes del campeonato mundial de la temporada (Budapest, 16 al 22 de septiembre), que será la primera oportunidad de medir en un gran evento la validez de las medidas aprobadas.

A todas luces, el liderazgo del COI no necesitaba constatar mucho más que el acatamiento y el espíritu renovador de la FILA, cuya figura centro es su actual líder, el serbio Nenad Lalovic.

Lo demás era coser y cantar, pues se sabía que si la lucha llegaba a la sesión de Buenos Aires ganaría el reto y por mucho, como ocurrió. ¿Cuántos miembros del COI tirarían por la borda a un deporte histórico, universal y que reparte 17 juegos de medallas?

El béisbol-softbol presentó una propuesta sólida, interesante, con la única deuda de no poder garantizar la asistencia de jugadores de las Grandes Ligas estadounidenses, aunque sin renunciar del todo a esa posibilidad. Sin embargo, ha sido víctima —a mi juicio— de una estrategia mortal para prohibirle su regreso al Olimpo.

Defiendo la tesis de que solo una disciplina consagrada bajo los cinco aros podía ganarle la pulseada en esta ocasión, y que la lucha reunió las condiciones ideales para ser utilizada como “chivo expiatorio”. ¿Acaso no existen, entre los deportes inamovibles del programa olímpico, otros con dificultades y retos tan o más acuciantes? Claro que sí, pero no serían una carta de triunfo tan segura.

Para Cuba la noticia tiene un sabor agridulce, pues si bien la lucha es estratégica para nuestras aspiraciones, el béisbol es la pasión que inunda a millones de oriente a occidente. La peor sensación es, sin embargo, que unos meses atrás la posibilidad de que ambas disciplinas compartieran el status olímpico era enorme y ello se diluyó, probablemente, porque un grupo de señores no conocen del todo el significado de un hit, un ponche o un enorme jonrón.

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