Adiel Palma, el estelar lanzador zurdo cienfueguero, no requiere mucha presentación. Su historia con los Elefantes y los notables éxitos internacionales le otorgan credenciales respetables.
Solo reseñaremos algunos datos imprescindibles. En 21 series nacionales y tres selectivas logró 139 victorias con un plantel bastante discreto como el Cienfuegos de entonces. Propinó mil 816 ponches. Posee los títulos centroamericano y del Caribe, panamericano y olímpico, además de doradas en Copas intercontinentales y campeonatos mundiales, así como la plata del Primer Clásico Mundial. Acumuló 17 éxitos sin revés alguno en estadios foráneos.
Actualmente está en México, como entrenador de pitcheo de los Freseros de San Quintín, sucursal de los Piratas de Campeche, junto con el también estelar pinareño Pedro Luis Lazo, quien aún lanza en territorio azteca. Vía correo electrónico accedió gentilmente a responder 10 preguntas para nuestros lectores.
Algunos consideran que pudiste demorar algo más el retiro. ¿Qué te motivó hacerlo después de los Juegos Olímpicos de Beijing?
Todo tiene su tiempo bajo el sol. Cada atleta debe saber hasta dónde llegar y cuándo se detiene. La vida de un deportista es muy sacrificada y llena de obstáculos y pruebas. Desde el Primer Clásico Mundial pensé en cuándo debía terminar. Luché a brazo partido por tener una buena actuación en Beijing, pero no fue así, pues arrastré desde el 2006 una lesión en la pierna izquierda, que en ocasiones me molestaba para entrenar. Mi equipo Cienfuegos no era el de hoy. Cada vez que lanzaba tenía que esforzarme al máximo y era el momento de darle paso a la nueva generación.
Afirmaste que te gustaría enseñar qué cosa es el béisbol como equipo. ¿Falta aún sentido de colectividad en los conjuntos cubanos?
La colectividad aparece cuando los atletas son capaces de admitir el sacrificio. Hay momentos en los que si no te sacrificas no se gana. Siempre se habla de quién impulsó la carrera del gane, del que lanzó nueve ceros o un no hit no run o del que más hits conectó en el juego. En pocas palabras, del que mejor lo hizo. ¿Y el que estaba en el banco dando ánimos y del que recibió el pelotazo o dio paso para que dieran un jonrón?
¿Qué cualidades se deben poseer para ser un buen pítcher?
Primero que todo debe tener inteligencia, ser muy observador, habilidoso, técnico, estudioso, perseverante, respetuoso y corajudo; hay que saber escuchar, trabajar fuerte… Además, debe tenerse buena constitución física, extremidades largas y flexibilidad.
Si estuvieras aún en activo, ¿con qué director preferirías jugar?
Con Jorge Fuentes, todo un caballero dentro y fuera del terreno.
¿Te gustaría dirigir alguna vez?
Nunca.
¿Qué consideración te merece el pitcheo cubano actual?
Hay muchos talentos, solo deben pulirlos y desarrollarlos.
¿Tu mejor lanzamiento?
El control.
¿Qué bateador se te hizo más difícil?
Yoandri Garlobo, de Matanzas.
¿El momento más difícil?
Hay dos. En los años 1991 y 1997, cuando me lesioné. Primero fue en la Copa José Antonio Huelga, en Sancti Spíritus. Luego tuve una afección en el codo por lo que no pude integrar el equipo Cuba a la Copa Intercontinental en Barcelona.
¿Y el más feliz?
Cuando recuperamos el título de campeón olímpico en los Juegos de Atenas 2004.