Razón tuvo Bill Gates, cofundador de Microsoft Corporation (empresa multinacional), cuando afirmó que “el ordenador nació para resolver problemas que antes no existían”. Y por tanto, se hizo imprescindible en la vida para casi todas las funciones. Sería imposible concebir al mundo hoy sin una computadora por medio.
Pero por razones obvias no todos pueden tener una a su disposición, dado el costo y otros factores. Pero en Cuba se ha encontrado una solución plausible: ponerlas al alcance de la mano en los Joven Clubs de Computación y Electrónica (JCCE), creados por iniciativa del líder de la Revolución, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Acercar la computación a la familia fue el propósito principal del nacimiento de esas instituciones el 8 de septiembre de 1987, o sea, contribuir a la socialización de las tecnologías y la informatización en la sociedad, con prioridad hacia los niños y jóvenes
Ya el país cuenta con 600 JCCE. Específicamente la provincia de Cienfuegos, fuente principal para la elaboración de estas líneas, tiene 25 de ellos en funcionamiento, distribuidos por todo el territorio, los cuales brindan, como los demás, sus servicios de manera gratuita.
“El quehacer de nuestras instalaciones es muy importante, ya que la población tiene la posibilidad de alfabetizarse o capacitarse informáticamente a través de los servicios que brindamos, aseguró Geraldine Fernández Méndez”, especialista en Comunicación de los Joven Clubs en Cienfuegos.
Además de abrir las puertas a los niños y jóvenes, esos centros favorecen la capacitación a quienes aspiran a ocupar un empleo laboral o a los que ya lo tienen y requieren de conocimientos específicos para elevar la idoneidad en sus puestos de trabajo.
En los JCCE enseñan a “navegar” en los sitios Web de la Internet y en una preparación más avanzada se proporciona las herramientas necesarias para conformar uno. En ellos también realizan cursos para editar imágenes, a través de los cuales se imparten, tanto al profesional como al aficionado, conocimientos básicos con el fin de poder desempeñarse en labores relacionadas; otros, de duraciones diferentes, tienen el propósito de que quienes participen lleguen a dominar importantes aplicaciones para que el trabajo en sus centros respectivos pueda tener mayor calidad y resultar más eficiente.
El usuario que visita esas instalaciones cuenta con la probabilidad de decidir mediante qué sistema operativo aprender: Windows o el software libre Linux. Este último es uno de los más utilizados en el país.
Los JCCE en la provincia cienfueguera han graduado, desde sus inicios hasta la fecha, a más de 200 mil personas de diferentes edades y perfiles.
Otra arista radica en ofrecer la posibilidad de que la población demuestre sus conocimientos en eventos de informática, festivales como el denominado Geroclub para personas de la tercera edad y los dedicados a los niños, así como en foros-debates y concursos.
“Como parte de nuestra labor, mantenemos el adiestramiento para operadores de microcomputadoras, en el cual se enseña desde encender la máquina hasta trabajar en ella”, precisó Geraldine.
También está previsto que los JCCE presten servicios a los colectivos laborales que lo soliciten, en sus propias instalaciones o a través de un instructor que va hasta la entidad.
“Tenemos establecido un vínculo con el centro penitenciario de mujeres, donde enseñamos a las internas el trabajo informático, y también con el MICONS, para impartir el curso de AutoCad, programa útil para modelar situaciones de la vida real, muy empleado por arquitectos e ingenieros de ese sector”, afirmó la especialista.