Un multidisciplinario equipo de investigadores realizó, durante varias jornadas, diferentes estudios en la Dolina (depresión geológica) de Pozo Azul, bello y poco conocido accidente geográfico, ubicado a 12 kilómetros de Punta de Maisí, en el extremo más oriental de Cuba.
El grupo formado por biólogos, arqueólogos submarinos y fotógrafos, rectorados científicamente por el Doctor en Ciencias Naturales Nicasio Viña, y con la especial colaboración del técnico maisiense de Conservación de Flora y Fauna, Alexis Morales Prada, analizó las características geomorfológicas y subacuáticas de la singular caverna de Pozo Azul, ubicada en la zona del Bagá, en la primera terraza marina de Maisí.
En declaraciones a Trabajadores, el investigador Vicente González Díaz, explicó que “uno de los objetivos de la expedición es realizar la documentación de este bello y singular sitio de la geografía cubana. El que ya fue visitado el 22 de septiembre de 1976 por Antonio Núñez Jiménez, como parte de las investigaciones por todo el país”.
“Las observaciones –continúa Vicente- indican que pozo Azul es una dolina, ubicada en la fractura de una caverna inundada de profundas y cristalinas aguas”.
“Buscamos además ubicar el lugar exacto donde las aguas subterráneas desembocan en la costa, cercana a unos 300 metros. Se realizaron también mediciones de los parámetros del agua con equipamiento de alta tecnología, estudios de la flora y la fauna del lugar e inmersiones diurnas y nocturnas en la caverna suspendida, y por vez primera se filmó su fondo marino”.
Ubicado dentro del área protegida (no administrada) Yumurí-Maisí, este paradisíaco lugar de la geografía guantanamera que es Pozo Azul, podría en un futuro, explotándose de manera sostenible, convertirse en un atractivo producto turístico, una región que hace más de 520 años cautivó al almirante Cristóbal Colón al bordear sus costas por Punta Fraile.
