Su mánager Roger Machado ha movido todas sus piezas con tacto e inteligencia. Los sustitutos de figuras claves: Osvaldo Vázquez y Humberto Morales han bateado a sus antojos; en tanto los peloteros guías: Mario Vega, Raúl González, Yoelvis Fiss, Yorbis Borroto e Issac Martínez asumen sus responsabilidades sin importarles la lógica tensión de un evento en el que se espera de ellos un título.
Los tres componentes de juego no han tenido fisuras. Lideran el bateo (318 de average) y el pitcheo con apenas 2,33 promedio de carreras limpias, mientras han cometido tres errores. Sin embargo, lo más visible de sus éxitos no son esos números, sino la alegría con que están jugando, la confianza en la victoria y la ambición de demostrar por qué fueron campeones de la 51 Serie Nacional.
Es cierto que solo el equipo de Taipei de China es una selección nacional, pero nada resta méritos a los zarpazos de los avileños, quienes hicieron una preparación corta, pero eficiente de acuerdo al torneo que enfrentarían. Raúl González es líder de los bateadores (583) y Vladimir García el más ponchador (9), en tanto Yander Guevara ganó un juego importante, actuaciones que justifican por qué son integrantes de la selección nacional.
Es muy probable que Machado estuviera esperando este torneo para demostrar que puede y sabe ganar en cualquier escenario. Lástima que anunciara su descanso posterior, pues sería más provechoso tenerlo en un cuerpo técnico nacional que en su casa. De momento, Ciego de Ávila, sin muchas estridencias, pero sí buen béisbol, va ganando el certamen. Y eso lo agradecemos todos los cubanos.
