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Lo fácil lo hace cualquiera…

El próximo 26 de agosto comenzará en  Río de Janeiro, Brasil, el campeonato  mundial de judo. Desde hace varias  semanas, la escuadra femenina, dirigida  por el profesor Ronaldo Veitía, se  encuentra en tierras sudamericanas.  Gracias a las redes sociales y las nuevas  tecnologías de la información pudimos  acceder al experimentado técnico, quien  gustoso respondió estas preguntas.

¿Qué diferencias fundamentales  vaticina entre el próximo mundial que  está por comenzar y los anteriores?

Las diferencias mayores están  en que tendremos que ser más inteligentes  en la dirección de nuestras  muchachas para seguir en la élite y  alcanzar medallas, algo que cada día  es más duro por la cantidad de judocas  y países que participan. Todos los  primeros mundiales de inicio del ciclo  olímpico tienen estas características.

¿Es perceptible la brecha entre países  de grandes recursos y las naciones  pobres en un deporte como el judo?  

Existen y son mayores en la medida  en que el país tenga más poder  económico, pues permite que sus  equipos participen en mayor cantidad  de torneos de preparación para lides  mundiales y olímpicas. Nadie como  nosotros conoce cuántas dificultades  provoca no tener una buena cantidad  de combates internacionales.

No obstante, ahora contamos  con un poco más de posibilidades,  pues la Federación Internacional  de Judo nos ha ayudado para asistir  a varias competencias antes del  mundial, dado el prestigio del judo  cubano, principalmente de nuestra  escuadra femenina.

¿Cuál ha sido la estrategia del colectivo  técnico para mantener ese prestigio  y ganar medallas en esta lid?  

Ser cada día más profesional y  darles mayor atención a los cambios  que vienen realizándose en el judo,  para que las muchachas se adapten lo  antes posible. La disciplina con sentido  de pertenencia es capaz de irse  por encima de dificultades económicas.  No es fácil la tarea, pero lo fácil  lo hace cualquiera, lo difícil solo los  que están capacitados. Nuestro colectivo  siempre está dispuesto a ponerse  dentro de ese último grupo. La historia  lo demuestra: 54 medallas mundiales,  de ellas más de una docena de  campeonas, y dos veces monarcas por  naciones (1995 y 2005); 24 medallas  olímpicas, con cinco oros y un título  por países en Sídney 2000.

Coméntenos de la nómina que  presentamos y sus opciones.  

Nuestra selección doblará en los  48 kilos, con María Celia Laborde  y Dayaris Mestre, una joven debutante  y la otra un poco más madura;  en 52 sigue Yanet Bermoy, que  aún está en completa facultad; en  57 tendremos otra principiante en  estas lides: Anailis Dorvigni, con  quien debemos trabajar fuerte para  estabilizarla en esa categoría; en 63  estará Maricet Espinosa, quien ha  tenido buenos resultados internacionales;  en 70 competirá Onix Cortés,  una figura bien conocida; en 78  lo hará Kaliesma Antomachín, de  mucho ímpetu y juventud; y en más  de 78, ldalis Ortiz, la número uno del  ranking mundial.

No me gusta vaticinar número de  medallas, pero sí debo decir que la fortaleza  mayor está en las judocas jóvenes  que le disputaron un puesto a las ya mencionadas  y quedaron en La Habana.

¿Podemos hablar de un relevo generacional  de calidad como lo hubo  en otros momentos?  

Estamos trabajando con muchas  atletas nuevas y con estrategias bien  pensadas para asegurar la salud de la  selección femenina. El cambio debe  ser solo cuando lo pida la vida. No  cambiar por cambiar porque lo más  importante es mantener una historia  que ha sido alzada a pesar de las  dificultades. Este deporte no tenía  ninguna tradición en Cuba y ha sido  capaz de llevar al alma del pueblo sus  resultados, nada fáciles de igualar incluso  por países del llamado primer  mundo.

En el reciente campeonato mundial  de cadetes ganamos una medalla  de oro con Gusmary García (+70  kg), quien se clasificó para los segundos  Juegos Olímpicos de la Juventud  y demostró que esa división  tiene muy buena salud, además de  ser la más laureada en la historia  de la selección femenina. Allí participaron  530 atletas entre los dos  sexos y 230 eran mujeres. El título  de Gusmary nos colocó sextos y fuimos  los mejores de América Latina.  Esto debe llevarnos a analizar la  pertinencia de asistir con un equipo  fuerte al próximo campeonato  mundial juvenil en Eslovenia.

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