La discusión del Anteproyecto de Ley de Código de Trabajo imprime un sello diferente a este verano en Cuba, cuyos trabajadores comprenden muy bien la trascendencia práctica y política de esta singular consulta popular, que comenzó el 20 de julio último y continuará hasta el 15 de octubre.
Según datos de la CTC, durante los primeros 15 días de debate sobre esa propuesta legislativa, se realizaron alrededor de 5 mil 400 asambleas, el 8 % de las previstas, con la participación de más de 197 mil afiliados en todo el país, en un proceso que abarcará tanto al sector estatal como a los empleados y empleadores privados.
Convocada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, esta consulta no solo reafirma el carácter participativo del sistema democrático cubano, sino que resulta la manera óptima de mejorar y completar ese Anteproyecto de Ley, que si bien intenta recoger las principales transformaciones ahora presentes en las relaciones laborales, todavía dista de ser perfecto.
Un resumen muy preliminar sobre los temas o capítulos más polémicos en los primeros diez días de debate, de acuerdo con la información que compila el movimiento sindical mediante la misma metodología que se empleó durante la discusión de los Lineamientos para el VI Congreso del Partido, arroja numerosas observaciones alrededor de la cuestión del salario, del adiestramiento y el servicio social, así como de la capacitación y la superación del personal profesional, técnico y obrero.
También son motivo de sugerencias los acápites sobre la contratación, el período de prueba para quienes comienzan en un puesto, los pasos para declarar trabajadores disponibles y los procedimientos para la solución de conflictos laborales, entre otras muchas cuestiones, más de fondo que de formas.
De todos modos es muy pronto para establecer tendencias o matrices de opinión definitivas, las cuales comenzarían a estar disponibles cuando el número de asambleas rebase el 20 %, ya hacia el mes de septiembre, según explicó Gisela Duarte Vázquez, miembro de la Comisión Organizadora del XX Congreso de la CTC.
No obstante, resulta muy significativo que la inteligencia colectiva empiece a hacer emerger contradicciones, carencias e incluso anacronismos en las concepciones, el lenguaje y los términos legales de un Código de Trabajo que databa de la década de los 80 del siglo pasado, dificultades que no en todos los casos están resueltas en el Anteproyecto, como ocurre —por poner solo dos ejemplos— con los más modernos enfoques sobre género o la incorporación íntegra de la política para enfrentar cualquier tipo de discriminación, aprobada en la Primera Conferencia del Partido en enero del 2012.
No por gusto estas reuniones cuentan con un significativo respaldo de especialistas de las direcciones de Trabajo y Seguridad Social, diputados al Parlamento y demás representantes del Poder Popular en los territorios, junto con los dirigentes sindicales en todos los niveles, quienes deben tomar las medidas organizativas para que ninguna modificación, supresión o adición sugerida por los trabajadores quede sin ser recogida y considerada.
Las primeras impresiones de asistentes a estas asambleas, cuyo promedio de duración está oscilando entre dos y tres horas, es que como norma hay una buena preparación de los colectivos laborales, y un dominio y agudeza en los planteamientos que revelan el alto nivel de instrucción de nuestros trabajadores.
No obstante, es preciso insistir en la necesidad de estudiar con antelación y de modo exhaustivo el documento. Para facilitarlo se imprimió un tabloide del Anteproyecto que debe asegurar la distribución de dos ejemplares por cada sección sindical, y este propio semanario ha hecho un importante esfuerzo durante cuatro semanas consecutivas, que concluye en esta edición, para publicarlo en partes y ofrecer otra opción de lectura.
Entre las preocupaciones de quienes nos escriben al periódico está la coincidencia del inicio de este proceso con la principal etapa del período vacacional. Al respecto la CTC puntualizó que en agosto solo harán sus asambleas aquellas organizaciones de base donde existan las condiciones, o sea, estas reuniones no pueden efectuarse si un porcentaje elevado de trabajadores está de receso.
De modo que la consulta popular seguirá ganando temperatura a lo largo del verano, pero sobre todo a partir de septiembre, para garantizar mediante una discusión profunda, franca e inteligente, que pongamos a punto entre los trabajadores, un Proyecto de Ley de Código de Trabajo no solo acorde con los nuevos tiempos, sino que sea esencialmente revolucionario.