La Presidenta defendió la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad ante un mundo nuevo en el cual hacen faltan «más consensos y menos vetos», de ahí que pidió «repensar» el funcionamiento de las instituciones de la ONU.
«Parece una obviedad, pero muchas veces los miembros permanentes usan su derecho a veto para obstruir la verdadera resolución de conflictos», criticó Fernández ante los representantes de esos cinco países: EE.UU., Rusia, Francia, China y Reino Unido.
La Estadista resaltó el papel de bloques regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) o de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en la resolución de conflictos en la región.
Respecto al tema de las Islas Malvinas, mostró su deseo de que «se cumpla la resolución de Naciones Unidas y que ambos países (Argentina y Reino Unido) nos sentemos a discutir».
A su vez, el secretario general, Ban Ki-moon, destacó la contribución de esas organizaciones a la paz y la seguridad, así como al desarrollo sostenible, y el trabajo conjunto en áreas como el diálogo, el combate al cambio climático o la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico.
En representación de UNASUR, la canciller peruana, Eda Rivas, cuyo país ostenta la Presidencia Pro Témpore del mecanismo, destacó la importancia de la Declaración de Sudamérica como Zona de Paz, aprobada por la VI Cumbre de UNASUR, realizada en Lima en noviembre pasado.
Rivas ratificó el apoyo de esa agrupación al proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo y el respaldo de varios países a ese proceso, en particular Venezuela, Chile y Cuba.
El debate en el Consejo presidido por Argentina sirvió para que América Latina elevara su protesta formal ante el máximo órgano de decisión de Naciones Unidas por el espionaje llevado a cabo por las agencias de inteligencia de EE.UU. en la región, revelado por el exanalista de la CIA, Edward Snowden.
En ese sentido, el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, denunció la «pesadilla orwelliana en la que absolutamente todos los países deudores y acreedores y los amigos y enemigos del Norte y del Sur son considerados sospechosos habituales por EE.UU.».
Por su parte, el canciller venezolano, Elías Jaua, dijo que el MERCOSUR, organismo del que Venezuela es presidente Pro Témpore, inició gestiones para impulsar la discusión de este asunto y para que en el seno de la ONU se «abra una investigación respectiva, se sancione y condene esta práctica violatoria del derecho internacional».
Su homólogo boliviano, David Choquehuanca, pidió ante los 15 miembros del Consejo de Seguridad que se esclarezca la «agresión» de varios países europeos al presidente Morales y exigió que se adopten las medidas necesarias para evitar que este tipo de «agravios» se repitan. (SE)
Tomado de Granma