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Un castillo en la ruta del esclavo (+ FOTOS)

Castillo de San Severino

Muy cerca del lugar por donde entraron a Cuba ciento de miles de africanos cautivos, se alza el Museo de la Ruta del Esclavo, en el Castillo de San Severino.

La fortaleza, cuya primera piedra fue colocada el 13 de octubre de 1693, al día siguiente de la fundación de la villa de San Carlos y San Severino de Matanzas, es parte de un esquema defensivo estratégico que incluyó otros emplazamientos militares —Fuerte Vigía, Batería Peñas Altas y el fortín El Morrillo— encargados de proteger a las ciudades de Matanzas y de La Habana del ataque de corsarios y piratas.

Pero a falta de una cárcel pública en la también llamada Atenas de Cuba, San Severino funcionó como tal desde el siglo XVIII, aunque solo se le hizo constar como prisión a fines del siglo XIX y durante el XX. Contra sus calabozos fueron a dar milicianos desertores del Ejército Español y miembros del  Batallón de Pardos y Morenos, conocidos como forzados; también los negros, esclavos o libres, que cometían diferentes delitos y las tripulaciones que se sublevaban o eran enemigas de la corona. Entre los prisioneros que cumplieron pena en esas mazmorras figuran los patriotas cubanos Juan Gualberto Gómez y Felipe Espínola.

Luego de varios usos, y ya entrado el siglo XX, el castillo quedó abandonado, la vegetación se adueñó del lugar hasta que en 1978 es declarado Monumento Nacional y se inicia un largo proceso en la búsqueda de financiamiento para asumir la restauración.

En 1998 la UNESCO decidió emplazar allí el Museo de La Ruta del Esclavo, idea que había comenzado a cobrar vida oficialmente en 1994, en Ouidah (Benin) con el firme propósito de investigar acerca del fenómeno de la trata de esclavos y con ello profundizar en el diálogo entre África y América que había comenzado de forma forzada quinientos años atrás.

Según Marisela Velazco, directora en funciones del Museo, unos 300 jagueyes de grandes dimensiones debieron ser retirados de los muros y fosos que rodean la fortaleza: “Esa fue una de las primeras labores en aras de una reconstrucción que aún no ha concluido. Tenemos varias salas abiertas —asegura— pero aún queda la mayor parte del Castillo por restaurar. El proyecto es que cada año recuperemos nuevos espacios que se incorporan a las muestras. En el 2013, por ejemplo, concluiremos los Cuerpos de Guardia de la Plataforma de San Juan que era donde radicaban parte de los 300 soldados de la guarnición de San Severino”.

En dos de las salas abiertas a los vistantes se hallan exposiciones de los artistas Nelson Domínguez y Wifredo Lam, esta última con reproducciones del artista donadas por Kcho. En la otrora residencia del Comandante se encuentran las salas de la esclavitud y la de los Orishas, donde se recrea la rica y diversa religiosidad africana que se mezcló, para siempre, con el resto de los componentes culturales que conforman lo cubano.

A pesar de lo apartado del lugar, y la falta de transporte y servicio gastronómico, San Severino atrae la atención de turistas nacionales y extranjeros interesados en conocer acerca de la historia y la cultura de nuestro país.

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