“Para nosotros (este parque) es el futuro”, dijo Ovel Concepción, un funcionario de la empresa Hidroenergía, encargada de montar los paneles en la granja solar de Cantarrana, en la provincia de Cienfuegos, en el centro sur de la isla y a unos 300 kilómetros de la capital.
“¡Esto es como tener un pozo de petróleo!”, exclamó entusiasmado Concepción, para quien además de proporcionar energía como el combustible fósil, esta variante le adiciona limpieza de la producción y tiene un carácter renovable.
Según el funcionario, Cuba tiene “el privilegio” de que los rayos del astro rey inciden de manera directa y por cada metro cuadrado el sol facilita 5 kilowatt hora al día.
El parque es una apuesta modesta por ahora, pero significativa, según los expertos.
Cifras difundidas en mayo pasado indican que en la actualidad Cuba genera el 4% de su energía eléctrica por fuentes renovables –una cifra baja si se compara con la de economías regionales como la de la República Dominicana, que genera el 14% de sus necesidades– y espera elevar ese porcentaje a un 10% en 2030.
“Me parece que es un paso en la dirección correcta”, comentó Judith Cherni, experta en fuentes de energía alternativas del Centro de Políticas Ambientales del Imperial College de Londres y quien está empapada de los esfuerzos de Cuba en este terreno.
“Hay que tener en cuenta que países desarrollados, con mayores recursos e inversiones, se han comprometido a un 15 o 20% de su generación en energías renovables para 2020, por lo tanto un 10% es un muy buen comienzo”, consideró Cherni.
Entre otras alternativas, Cuba cuenta con las tradicionales hidroeléctricas, está impulsando la energía eólica –tiene cuatro pequeños parques para aprovechar el viento y espera inaugurar uno más este año–, y modernizó su equipamiento para aprovechar la biomasa derivada de la caña, pero la mala cosecha de este año no acompañó el esfuerzo.
Rodeada de la exuberante vegetación tropical, con las serranías de fondo, a pocos minutos de la ciudad de Cienfuegos y colocada en un terreno no apto para la producción de alimentos, la nueva estrella en el firmamento de las energías alternativas de la isla comenzó a construirse a finales de 2012 y en abril conectó al sistema energético nacional su primer Megawatt pico (MWp) de los 2.6 MWp que se espera tenga al finalizar el montaje de los paneles en septiembre.
AHORROS SIGNIFICATIVOS
Hasta la fecha Cuba contaba con unos 9,000 paneles, la mayoría colocados de manera aislada que proveían energía a escuelas y hospitales rurales y unos cinco pequeños parques de poca importancia para comunidades montañosas.
El optimismo de Concepción está basado en los resultados que arrojó el parque hasta a la fecha, pues aun a media marcha, desde el 11 abril hasta finales de julio ahorró al país un aproximado de 145 toneladas de combustible fósil y produjo el equivalente al consumo diario de 780 viviendas de Cienfuegos. Gracias a ello en este tiempo se dejó de emitir a la atmósfera 380 toneladas de CO2.
Dadas estas cifras, la instalación estará ahorrándoles unos $800 diarios a la Isla, por lo que el parque se amortizaría en poco más de una década, aunque su vida útil se extenderá por 25 años.
Según Concepción en los meses venideros otros seis parques como el de Cantarrana –aunque no se especificó su tamaño– comenzarán a operar en La Habana, Guantánamo, Camagüey, Santiago de Cuba, Villa Clara y la Isla de la Juventud.
“La posibilidad de energía solar en escala mayor pudiera contribuir a la seguridad energética futura de la isla”, explicó Cherni, la experta del Imperial College de Londres.