Después de tocar fondo en todos los órdenes, la Empresa Avícola de Santiago de Cuba parecía predestinada a la desaparición. El calamitoso estado productivo y financiero que mostraba hace unos dos años no anunciaba otra cosa.
Sin duda urgían transformaciones en busca de mejores derroteros colectivos e individuales, y por voluntad propia no demoraron en llegar.
Fue tan radical el cambio que, a pesar de los daños causados por el huracán Sandy al 70 % de las unidades, el resultado que hoy se aprecia no merece menos que el reconocimiento.
De manera resumida los números adelantan algunas de las razones que avalan el salto dado por la avicultura santiaguera: 56,4 millones de huevos, 1,6 millones por encima de lo previsto para la etapa, superior en 4,9 en relación con el año precedente.
“Los indicadores que miden la eficiencia también se comportan favorablemente, en lo fundamental el huevo por ave y la conversión, precisa Fidel Reyes Arrastre, director de la Empresa Avícola de Santiago de Cuba, aunque tenemos que mejorar la viabilidad, es decir, la supervivencia, que está ligeramente deteriorada con 0,2 % por encima de lo establecido.
“Del mismo modo, acota Reyes Arrastre, la relación salario medio productividad muestra una recuperación notable, lo cual ha repercutido en el incremento del ingreso de los trabajadores, que un tiempo atrás era uno de los más bajos del país”.
En busca de más
Desde el año 1960 las naves rústicas de la unidad empresarial de base (UEB) Ramón Campa, del municipio de Contramaestre, aportan a los planes de la avicultura santiaguera; a pesar de los destrozos que Sandy les causó, el ímpetu de sus 28 trabajadores se mantiene intacto.
“Los planes los estamos sobrecumpliendo, dice Silvia Rodríguez Carrión, una de las más destacadas del colectivo, nosotros sabemos el significado que tiene la producción de huevos para la alimentación del pueblo, y sobre esa base nos proponemos cada día mejorar la labor que desempeñamos.
“Es muy bueno saberse útil, y si además de eso mejoramos el salario, pues bienvenido sea el cambio; eso es lo que ha pasado aquí, antes cobrábamos muy poco, pero ahora vamos saliendo mejor, yo por lo menos he promediado unos 600 pesos mensuales, lo cual es sin duda un estímulo para continuar aportando”.
En otras UEB santiagueras también se materializan los planes pactados para la fecha con igual repercusión para el bolsillo de los obreros, a quienes no les resultan ajenas las transformaciones que tienen lugar en la empresa, pues hace unos dos años promediaban un salario de 275 pesos, en tanto hoy alcanzan 385 y aspiran a más sobre la base del incremento de la eficiencia en cada uno de los procesos.
No obstante, hay granjas que, aun cuando concretan saldos favorables en la mayoría de los indicadores, no aplican sistemas de pago, cuestión que daña a los trabajadores.
“Aquí en Las Cruces se decidió suspender el sistema de pago por las afectaciones que tuvimos con el huracán, explica Yolennis Antúnez Pérez, secretaria general de la sección sindical, pues nadie pensó que dentro del propio ciclo productivo lograríamos recuperarnos, pero la vida demostró que sí, que con sacrificio se puede conseguir, y hoy somos una de las mejores unidades de la empresa, tenemos 1,2 millones de posturas por encima del plan, pero solo devengamos 275 pesos.
“La administración nos dijo que a nivel nacional se está estudiando hacer cambios en la manera de aplicar los sistemas de pago, pero hace falta ganar en agilidad con ese trámite, para que verdaderamente estemos estimulados para seguir aportando eficientemente a la producción”.
Como esa, otras muchas aspiraciones están latientes en directivos y trabajadores de la Empresa Avícola de Santiago de Cuba, entre ellas crecer en capacidad, continuar disminuyendo la compra de huevos a otros territorios —actualmente se dejan de demandar un millón de posturas— e introducir mejoras tecnológicas.
Cada meta requerirá del extra que ya saben dar los hombres y mujeres de dicha entidad, especialmente después de las severas críticas recibidas como resultado de los desmanes que antaño empañaron el quehacer del sector en la provincia, luego de lo cual queda demostrado que la avicultura santiaguera anda con plumas y cacareando.