El estadio está lleno. Se han repletado las gradas desde bien temprano con medidas especiales de seguridad. No se trata del play off de la serie nacional ni de la discusión del título en el Clásico Mundial de Béisbol. Tampoco están los Industriales, Santiago de Cuba, Pinar del Río o Villa Clara, pero todos saben que este juego hay que ganarlo, por el pueblo, por nosotros, por Cuba.
Es el último partido, el que todos esperaban, aunque a veces tanta expectativa después termina con una espesa lechada o un jonrón en la novena entrada. Es preferible entonces describir o narrar las incidencias entradas por entradas, aunque corremos el riesgo de irnos a extrainning.
1ra entrada: cuatro bolas malas para la UPEC
¿Qué papel debe jugar la UPEC? ¿Qué significa ser afiliado de ella? ¿Por qué ha sido víctima nuestra organización de la rutina de entrega de recursos materiales —necesarios e imprescindibles por demás— y de no pocas reuniones para hacer catarsis de temas que parecen eternos en nuestro quehacer, entiéndase política informativa, acceso a las fuentes, salarios, superación, entre otros?
¿Cuántos de nosotros no hemos escuchado el poco interés hacia la UPEC de muchos afiliados con la consabida excusa: “Nunca me ha resuelto ni dado nada, para qué sirve?” Y lejos o no de la dura realidad que pueda encerrar esa frase, lo cierto es que los métodos de trabajo, el discurso periodístico de la organización —ese del que magistralmente habló Julio García Luis—, y la distancia abismal entre la base y el Comité Nacional, por solo citar tres ejemplos, siguen siendo “carreras anotadas” que el público del estadio no aplaude como buenas jugadas.
Quizás la estructura necesite oxígeno de pensamiento y sobre todo nuevos mecanismos, estrategias medibles y una táctica más rápida para llegar al centro de lo que queremos y que dio origen a la UPEC: un mejor periodismo dentro de la Revolución.
2da entrada: Ponchao frente a las fuentes
Por más resoluciones, leyes en estudio y documentos que se impriman y aprueben sobre la necesidad de que las fuentes ofrezcan información, nada parece más distante, lejano e inefectivo mientras los encargados de cumplirlas sigan viendo ese proceso comunicativo como una amenaza a su cargo, a sus privilegios y no caiga sobre ellos ningún peso legal o jurídico por privar al pueblo de una información que ni remotamente es secreto de estado, en el mejor de los casos, secreto de oficinas ineficientes.
¿Acaso el IX Congreso será el jonrón salvador que esperamos muchos o será otro roletazo al cuadro para que los lanzadores responsables sigan intocables en el box cinco años más?
3ra entrada: No podemos jugar al duro con pelota de trapo
Urge avanzar hacia la independencia económica de los medios para acabar con las caravanas de periodistas transportados y alojados por ministerios o empresas a la hora de realizar reportajes o coberturas. Esta independencia pudiera extenderse también al aumento de la estimulación periodística hasta el 80 o 100 % (hoy es del 30%) a partir de crecer el fondo salarial para estimulación, en lo que llega un prometido y dilatado aumento salarial para nuestra profesión, de acuerdo a la planificación de la economía del país.
Las tarifas de colaboraciones hace años son ridículas y aunque hoy es la salida económica de muchos de nosotros, también es cierto que si estuvieran más actualizadas, una mayor calidad se le imprimiría también al periodismo.
4ta entrada: La bola pica entre dos y no tiene dueño
La sociedad está cambiando a un ritmo que no lo ha hecho nuestro periodismo, pero no por falta de capacidad o profesionalidad —que tal vez puede haber en alguno de nuestros colegas—, sino por ataduras y dinámicas que no han tocado a nuestras puertas con la misma fuerza e intensidad que los cambios económicos y sociales.
No es posible pensar en relatos totalizadores o que lo que no le digamos a la gente, nadie se enterará. Son demasiadas pocas las verdades absolutas que se imponen en la vida cotidiana de la gente y muchas las formas digitales e informales en que llega la información a la gente hoy. Cada vez es más flexible, heterogéneo y complejo el pensamiento y por tanto, para interpretar y transmitir la realidad tiene que existir mayor creatividad, ingenio y argumentos en los discursos periodísticos que elaboremos.
Algunos estudiosos del periodismo sostienen que el retorno a las llamadas historias de vida se debe, principalmente, a todo lo anterior y a que el lector quiere carácter, sentimientos y acción en el periodismo.
En Cuba no hemos explotado ni siquiera de forma mediana esa vida de carne y hueso de los protagonistas de historias. Cuando a ratos se intenta quedamos en la ridícula presentación de salpicaduras de sensibilidad, construcciones gramaticales vacías o frivolidades que no interesan ni siquiera a los mismos actores sociales de la información.
Hoy tenemos un primer vicepresidente del país que los villaclareños y holguineros conocieron muy bien, pero el resto del país lo va conociendo hoy cuando participa en actos, recorridos u otras actividades. ¿Dónde está la entrevista de personalidad, la historia de vida de Díaz Canel y de los nuevos dirigentes que comandan y comandarán al país en un lustro? ¿Es acaso pecado comunicativo hablar de un dirigente como padre, abuelo, esposo, como ser humano?
¿Alguien se atreve a asegurar que no tenemos hoy crisis de liderazgo en la UPEC y en la sociedad cubana más allá, de los líderes históricos? No es un tema del la agenda del enemigo, entre los periodistas revolucionarios hablamos frecuentemente de eso y la población de los pregunta igual y a veces ni siquiera conocen a los actuales ministros, dirigentes de organizaciones, etc . ¿Cómo y cuándo lo abordaremos periodísticamente?
¿Qué seña del banco esperamos para hacerle swing a ese lanzamiento?
5ta entrada: el juego en su justa mitad
Todos tenemos que ganar y aprender mucho más en la cultura del debate; aprender a escuchar y a polemizar en las páginas de nuestros medios, a no creernos los ombligos del mundo, cuando somos en realidad una parte importante del mundo, pero no exactamente el ombligo. Las tertulias periodísticas parecen haber desaparecido de nuestras redacciones, o robadas a veces por los emails, los chats, Facebook y las redes sociales, otras veces por las aburridas reuniones de equipo.
Las tendencias del periodismo contemporáneo hablan de un periodista rebelde y polémico con el destino de una sociedad en la que es ente activo, con la que interactúa y en la que puede llegar a ser líder opinión. ¿Cuántos periodistas cubanos somos líderes de opinión? ¿Qué costo tiene emitir una opinión diferente —y hablo de diferencia dentro de la Revolución— aunque sea el momento justo y el lugar adecuado, es decir, desde nuestras páginas? ¿Por qué todavía seguimos reaccionando a la defensiva y no a la ofensiva en temas candentes, lo que permite a la prensa extranjera robarse la arrancada, algo tan importante dentro de esta profesión?
Ejemplos sobran en el paso y presente: el brote de cólera en Granma, los casos de corrupción en Río Zaza, en la Aeronáutica Civil o más recientemente la sentencia final de la jueza en el caso de de René (AP lo dio primero que nosotros), o el juego que sostendrá este verano una formación de jugadores de Industriales en Miami.
En algunos casos ni siquiera hemos dado la versión nuestra sobre el tema y eso nos hace perder credibilidad. Digo nos hace como sistema, aunque la cara siempre la expone el periodista o los medios de comunicación en cuestión.
6ta entrada: las carreras que no haces, te la hacen
La calidad del producto que hacemos también cuenta. Es penoso, en ocasiones inhumano y hasta “real maravilloso” lo que sucede cada noche en nuestros Poligráficos para imprimir los periódicos.
Aquí en La Habana nos quejamos y es donde mejor se imprime. En los otros dos Poligráficos (Villa Clara y Holguín) es pésima la calidad de impresión la mayoría de las veces, con fotos que son manchas negras y colores que no tienen que ver con el que identifica al periódico en cuestión. ¿Alguien puede motivarse a leer si el producto sale mal impreso y además con un diseño que privilegia todavía el texto por encima de la gráfica?
La motivación de diseñadores y egresados de periodismo para seguir en un medio vencido su servicio social es un fenómeno multicausal, que pasa desde lo económico, lo profesional, lo individual, hasta la propia atención y prioridad que cada entidad periodística le ofrezca. Cada vez los jóvenes salen más preparados técnica y profesionalmente de la Universidad, con un dominio de las nuevas tecnologías envidiable. Sin embargo, es apreciable en la mayoría de ellos vacíos culturales, históricos y políticos, propios de un sistema educacional que los cinco años de la carrera universitaria no pueden salvar completamente.
7ma entrada: el inning de la suerte
El sector rebasa apenas los 4 mil afiliados, de ellos poco más de la mita periodistas o fotorreporteros. Atendiendo a esta cifra, a lo que pudiera ahorrarse el país, a lo que representa el periodismo para transmitir valores, ideología, etc, no considero descabellado la propuesta de instrumentar una política crediticia a nuestro sector para los temas de transporte e informática (adquirir motos, computadoras), que luego se pondrían en función del trabajo reporteril.
Sé que pudiera interpretarse como un privilegio respecto a otras profesiones del país, limitadas igualmente, pero mientras los ajustes económicos y nuestro salario no permitan adquirir estos bienes, las pocas experiencias donde han sido asignados medios de transporte han demostrado que se ahorra combustible, aumenta la motivación al trabajo y sobre todo contribuye a una mejor cobertura periodística y a más identificación y entrega al trabajo.
8va entrada: la pizarra marca dos outs
Las coberturas periodísticas en el exterior deben salir de los feudos de algunos medios (Granma y Juventud Rebelde) y premiar no por cuotas, sino por principios políticos.
Prensa Latina es la puerta al mundo por excelencia del periodismo cubano, pero cuidado, que al estilo de Buena Fé, hoy a muchos jóvenes recién graduados le da lo mismo Tokío, Barcelona que Moscú, sin haber escrito o recorrido Cuba haciendo periodismo.
La política de cuadros es otro asunto cardinal que no resolveremos solo con pasos al frente o voluntarismo. Hay que articularla desde la formación en la Universidad, desde que nuestros directivos escriban con más frecuencia en los medios, desde que su salario sea más diferenciado al de sus subordinados, desde una estimulación más puntual hacia él y su familia, desde mayores conocimientos económicos para evitar tropiezos administrativos.
Me niego a pensar que no salgan cuadros inteligentes y capaces. A veces el más capaz no gusta porque es polémico y dice verdades. Y la mayoría de las veces el que no se busca tantos problemas, pero es sumamente disciplina y consultante con las orientaciones asciende con más rapidez y por años.
9na entrada: El jonrón
Estos apuntes traídos ahora tienen un 30 o 40 por ciento de coincidencia con lo planteado hace ya 5 años en este mismo estadio. Y quizás a otros les pase lo mismo. Suscribo hoy lo que le escuché decir a la profesora y doctora en Comunicación, Mirian Rodríguez, en una ocasión: “el parecer, el periodismo en el socialismo es una asignatura pendiente”.
Pero ninguno de los estamos aquí queremos suspender esta asignatura y muchos menos volver a examinarla una y otra vez sin una nota final.
A la UPEC, al Partido, al país que construimos le hace falta un periodismo que cabalgue con la belleza de Martí, la eminencia de Fidel, la osadía y credibilidad de Chávez, porque lo más importante es que ese pueblo crea lo que le contamos, crea en nuestras historias. Cualquier otro juego sin estos atributos sería perder la Revolución.
Y aquí nadie quiere, ni por casualidad, anotarse ese jonrón.
Muchas gracias
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
Excelente manera de decir varias verdades y cuestiones medulares del periodismo cubano, de las cuales, aunque nos culpen muchas veces, somos los menos culpables. Pienso además que con el buen tino y los adornos beisboleros con que lo hiciste, a los que le toca de cerca la puedan digerir mejor. Eres un profesional. Ojalá tus palabras no se las lleve el viento, aunque a veces hay muchos frenos de nosotros mismos para que muchas cosas cambien para bien y mucho menos de plano. Si como dices hace 5 años planteaste el 40 por ciento de mismo, dime cuantas cosas se han mejorado o resuelto, seguro que menos del 40 por ciento. Gracias por levantar bien alto nuestra bandera y ojalá nos podamos ver pronto buscando un crédito y luego comprando un vehículo, aunque sea de dos ruedas, será un estímulo y bien merecido, y siempre para hacer mejor periodismo. Esa es una de las cosas de las que planteas que no veo lejos, digo si nuestros dirigentes no quieren cuidarnos mucho la vida porque las calles están muy malas y las indisciplinas viales se mantienen a pesar de todo lo que se hace. En estos nuevos tiempos de créditos y hasta subsidios por qué no tener en cuenta a un sector pequeño e importante de la sociedad que edificamos. En algunos casos a veces premian a gente que como seres humanos distan de lo que necesita nuestra sociedad, pero bueno, nuestra sociedad siempre ha sido tan generosa, que a veces hasta a esos te da. No estoy en contra que les de, en definitiva nada o muy poco tienen, pero hace falta que también estimulen a los que sin ser militares de armas, lo son de ideas, y llevan junto a la Revolución toda una vida y seguirán junto a ella, en las malas y en las buenas. Gracias una vez más y suerte en tu viaje.
A los que amamos tanto la profesión periodística, a quienes hemos entregado lo mejor de nuestros años a tratar de reflejar, de la mejor manera posible y la mayor dignidad, la vida en un país pequeño y grande a la vez, enorme en sus concepciones y espíritu de justicia, nos queda cierto saborcito amargo en los labios cuando no podemos emitir una consideración sobre lo hecho, lo que se hace y lo que debe hacerse para que el Periodismo cubano -y nuestro trabajo abnegado y sacrificado (me atrevo a poner los adjetivos)- o escucharlo de primera mano en un sitio como esa sala del Palacio de las Convenciones de La Habana. Pienso en este momento en mis colegas corresponsales, no solo de Trabajadores, sino de otros medios también, y siento, sinceramente, que ellos -y yo que ya acumulo más de 20 en este «rinconcito»- hemos estado representados en esa magnífica y sincera intervención de Joel.
Sin edulcuraciones rimbombantes, ni timidez estreme, «tocó la bola» por tercera, impulsó al corredor de primera y llegó quieto a la inicial, en un juego de nueve entradas que no debe irse a extra inning ni terminar por la discutida regla que permite poner corredores en 1ra y 2da y situar en el home al más impulsador. Hay que ganarlo entrada a entrada, jugada a jugada.
Imagino que otros colegas hayan también puesto los dedos sobre las llagas, proque lo necesitamos mucho y lo necesita el país, la sociedad cubana y la Revolución.
En esas líneas está dicho lo esencial, lo básico. Desde mi puesto habitual de trabajo acabo de leer con beneplácito tu intervención y me alegra mucho que te hayas expresado así y justamente allí, porque ciertamente, no confío mucho en que se tenga en cuenta todo lo abordado en las asambleas de las delegaciones de base. Pegada al oído queda siempre la última canción o el último verso escuchado.
Gracias, Joel.