Erradicar la pobreza y lograr un desarrollo sostenible requiere afrontar enormes desafíos claves en aspectos como la salud, la alimentación, la energía, la biodiversidad, el clima, el manejo de desastres, la educación y el modo de gobierno, entre otros, según señaló el Dr. Ismael Clark, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) durante la IX Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que sesiona esta semana en el Palacio de Convenciones de La Habana.
En el evento —en el cual participan más de mil 800 delegados, de 39 países— Clark retomó este consenso de la Asamblea General de las Academias, realizada en el contexto de la Cumbre de Río+20, celebrada en febrero último en Brasil.
El presidente de la ACC se refirió a la necesidad de fortalecer el empuje investigativo en este campo. “Todo lo que hagamos en materia de sostenibilidad es poco”, dijo.
Hizo alusión a varios conceptos de sostenibilidad y expresó que este se viene perfilando desde los años 70` del siglo pasado, cuando devino un aspecto clave de las deliberaciones en la conferencia de la ONU sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo, en 1972.
Poco después de brindar la conferencia magistral y entrevistado por algunos periodistas, explicó que la ciencia, por sí sola, no tiene la solución de la sostenibilidad a la mano, sino que la responsabilidad recae también en las sociedades y en los políticos.
La ciencia y los científicos deben brindarle a los políticos los fundamentos racionales para los cursos de acción que se deben tomar, y siempre que sea posible cuáles son las opciones disponibles, que garanticen el camino hacia un futuro sostenible y no a la destrucción de la naturaleza y la propia humanidad, enfatizó.
Al responder la interrogante de si siente optimista con el futuro de este campo, reafirmó su postura revolucionaria pues, dijo, “pertenezco a una generación que ha tenido el privilegio de actuar bajo la conducción de Fidel Castro”.
Me atengo al llamado que hizo el Comandante hace unos años, cuando hablaba de que la humanidad hay que salvarla, que nuestro deber es luchar y actuar en consecuencia. “No podemos desmayar —agregó— porque cuanto más tiempo pase más difícil será encontrar una solución razonablemente buena”.
