El mes del Ramadán es el noveno del calendario musulmán y se inicia con la aparición de la luna a finales del Sha´ban, octavo mes de ese calendario lunar, tras el cual los musulmanes practican el ayuno diario.
Durante ese período de tiempo, los seguidores de las enseñanzas del Profeta Mahoma, se abstienen de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales en la parte del día comprendida entre el amanecer y la puesta del Sol.
Para los creyentes del Islam, este es un período de purificación, fortalecimiento de la fe, plegarias y meditación; de práctica de la caridad, peregrinación a las mezquitas y santos lugares, y también de paz, solidaridad humana, unión y júbilo familiar
Cada día al finalizar el ayuno se levantan las regulaciones y a las escasas actividades de la jornada da paso una inusual animación de fiestas, música, bailes y cenas familiares que se prolongan hasta horas de la madrugada.
Al término del sagrado mes del Ramadán se inicia El Eid Al Fitr, que son los tres días de celebraciones festivas en las que los musulmanes disfrutan en hogares y mezquitas de comidas familiares, dulces, visitas entre amigos, paseos y otros divertimentos.
No obstante, esta práctica de fe no transcurrirá de igual modo para todos los pueblos del mundo musulmán, pues muchos de sus fieles en Egipto, Siria, Afganistán, Irak, Palestina, Pakistán, Yemen o Libia, entre otros, se verán obligados a cumplir sus ritos religiosos en medio de la extrema violencia de cruentos de conflictos armados o agudas crisis internas
Pero en pueblos como Afganistán, Irak, Egipto, Túnez, Turquía, Paquistán, Palestina, Líbano, Irán, Siria o Ghana, entre otros, que cuentan con inmensidad de fieles musulmanes, estos se verán obligados a cumplir sus ritos religiosos en medio de guerras de ocupación, represión, conflictos de extrema violencia, agresiones e injerencia extranjera, causantes de enormes perdidas de vidas humanas, destrucción material y de valores culturales, que os han los han anegado en lagrimas, dolor y luto.