Ramón Bicet Bicet anda jubiloso y no es para menos, aun cuando ser distinguido por su sobresaliente desempeño en la construcción no resulte cosa nueva para este santiaguero fornido y bonachón.
Lo que sí fue toda una sorpresa fue recibir estímulo y aplausos en el lugar menos imaginado: en su barrio, donde cotidianamente comparte amores con su esposa y sus dos hijos, y afectos al por mayor con sus amigos y vecinos.
Hasta su comunidad, en las alturas de Quintero, en la ciudad de Santiago de Cuba, llegaron dirigentes de la Central de la Trabajadores de Cuba, y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, encabezados por Carlos de Dios Oquendo, su secretario general, para reconocer el meritorio desempeño de Bicet en el remozamiento capital de la Plaza de la revolución Antonio Maceo.
La iniciativa sindical, que por estos días se repite aquí y allá, al influjo de las muchas hazañas que protagonizan los constructores santiagueros, fue acogida con sumo gusto en el CDR 1 Gregorio San Emeterio, de la zona 518, donde también Bicet destaca como cederista y hombre sencillo, dispuesto siempre a tender una mano solidaria, y a cumplir con las tareas comunitarias.
Fue ese el ámbito ideal para ponderar a un albañil de excelencia, internacionalista de la construcción, obrero de primera línea dentro del contingente Tony Alomá de la ECOI 11, fiel por 28 años a la empresa que defiende de palabra y acción.
“Todo esto me hace muy feliz, y me da fuerzas para seguir, confesó con notable emoción, Bicet, que vengan más tareas, las que sean, aquí estamos y estaremos”.