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Cuando cobrar cuesta caro

Redacción de Buzón Abierto

“Yo quisiera que alguien me  explicara por qué después de  un mes de trabajo tengo que  pasarme horas en una cola  inmensa para recibir mi salario,  o viajar al centro de La  Habana para encontrar dónde  cobrar”, se lamenta Odalys  Rodríguez Ceballos, trabajadora  del Centro Polítécnico  Villena-Revolución, en el municipio  capitalino de Boyeros,  tras infructuosos esfuerzos  para extraer su dinero de los  escasos cajeros automáticos  existentes en esa localidad.

Según Rodríguez, hace  aproximadamente un año y  medio le pagan por tarjeta  magnética “de forma obligada”,  después de cobrar en  efectivo por más de 20 años  “sin ningún tipo de problema.

“En Boyeros hay dos cajeros  en el banco, y otros dos en  la Cadeca. Sin embargo, los  del banco nunca están trabajando,  no tienen comunicación,  no tienen dinero, o solo poseen  divisas. No existe una ruta de  guagua para ir desde el centro  de trabajo hasta el banco más  cercano, que queda lejos. Hay  que trasladarse a pie, y los trabajadores  tenemos que invertir  gran parte de nuestro tiempo  de descanso para poder cobrar.  Los cajeros de la Cadeca presentan  los mismos problemas  técnicos que los de los bancos,  y las colas son inmensas”, indica  la trabajadora.

Asegura Rodríguez que a  veces tiene que ir más de una  vez a varios cajeros, “con la  consabida indisposición que  esto genera, ya que dependemos  de él para vivir”.

Finalmente cuestiona:  ¿Por qué es obligatoria esa  forma de pago si el Banco  no puede garantizar un servicio  de calidad?

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